Page 583 - Revista3
P. 583

la filmografía de Pons, y en particular en Ocaña (159), film   neasta reconoce que el paisaje urbano barcelonés se interre-

 que intercala la narración con los intermedios, “descansos   laciona muy profundamente con su trabajo (23). En otra

 […] que funcionan como un acto performativo del retrato   ocasión afirma que “yo soy muy de Barcelona, de la misma

 intermitente de Ocaña” (159-160). Se trata de un monta-  manera que Woody Allen es muy de Manhattan. Soy como

 je “que permite la expresión en los significados implícitos a   soy y mi paisaje es donde vivo. […] El mío es Barcelona y

 través de momentáneos cortes cruzados de los límites espa-  Cataluña. Por eso ruedo en catalán” (334). Para algunos crí-

 ciales y temporales” (160). Para Resina, la estructura tiene   ticos, la Barcelona de Pons es un espacio abstracto y simbó-


 también un significado político: la apuesta de Pons por la   lico. Ibon Izurbieta opina que es “un cualquier lugar urbano

 circularidad es “un medio de escapar al terror de una histo-  universal. [El cineasta] no retrata directamente a Barcelona,

 ria sumida” (42). Por su parte, Quintana incide en que la   sino que da forma a un lugar urbano cualquiera del mun-

 división de las películas de Pons en episodios es reflejo de la   do industrial” (78). Para Conxita Domènech, en El perquè

 fragmentación y enajenación “del individuo atrapado en las   de tot plegat, Barcelona es “un verdadero protagonista de la

 redes de la postmodernidad” (297).   diégesis” (244), a pesar de no nombrarse nunca. Como si

 También se estudian los movimientos de la cámara para   se tratara de una presencia fantasmal, se sitúa “como el cen-


 revelar la dimensión háptica de la producción del cineas-  tro de algo mayor. […] Cataluña rodea la ciudad ubicán-

 ta catalán. Conxita Domènech comenta sobre “los planos   dose en los márgenes, o sea, en el prólogo y epílogo” (244).

 de panning [que] ‘acarician’” (243) en El perquè de tot ple-  Para otros, en cambio, Barcelona constituye un lugar muy

 gat. Andrés Lema-Hincapié nota que los travellings en Amic/  concreto y definido. Quintana identifica dos momentos en

 Amat se desplazan lenta y sensualmente, “a manera de ca-  la producción del director catalán: las películas de la Bar-

 ricias que tratan con alguna lujuria ciertos fragmentos del   celona anterior a las olimpiadas y, a partir de El perquè de

 cuerpo de David” (51), reflejando el deseo de la mirada ha-  tot plegat (1994), la Barcelona post-olímpica, que marcaría

 cia el cuerpo humano: en la primera secuencia lo recorren,   el cambio de su imaginario e inauguraría una nueva etapa

 lo rozan, lo acarician (51, 52), para quedar inmóvil en la úl-  espejo de su postmodernidad y de sus limitaciones (296).


 tima. En su estudio sobre el cine háptico, Laura Marks (The   María Delgado, por su parte, concilia estas divergentes in-

 Skin of the Film. Durham: Duke University Press, 2000)   terpretaciones explicando que “la Barcelona de Pons es a la

 propone que lo táctil se trate no tanto como un “lenguaje   vez decididamente real y gloriosamente imaginada” (335).

 femenino”, sino como una estrategia feminista. Sería inte-  Es “metrópoli material y […] panorama mítico” (334).

 resante poder elaborar sobre las implicaciones de género de   Para Scott Ehrenburg, los paisajes urbanos de la Barce-

 estas secuencias hápticas en el cine de Pons.  lona de Pons moldean un “espacio queer” (162) que Ibon

 Otro tema analizado es el espacio donde se sitúa el ima-  Izurieta define como “post-homofóbico” (80) y “post-espa-


 ginario del catalán. Ya desde la introducción, el mismo ci-  ñolista” (85). En una entrevista, el catalán afirmó que “a ve-






 582                                                                                                          583
 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
   578   579   580   581   582   583   584   585   586   587   588