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ra y a los pocos metros me recibía Ana, quien nos cocina-  cantos de las aves paucares (Cacicus cela), esas voces líqui-

 ba. Eran aguas tan claras que brillaban hasta los colores de   das, las mismas que escuchábamos cuando íbamos a pescar

 las piedras. Después me gustaba pasar tiempo en la orilla   o a bañarnos en las quebradas en Amazonia.


 solo mirándolas, nadando y saltando desde los árboles al

 agua con mis amigos a la salida de la escuela. Al principio

 de El Río, por ejemplo, hago homenaje a mis compañeros

 de entonces, en la escena donde se ve a los niños de una co-

 munidad saltando al agua. De mis amigos de origen Indí-


 gena y pescadores que traían a vender las sartas de pescados

 en las mañanas, escuché hablar por primera vez de los seres

 espirituales  y las anacondas madres de los ríos, parte esen-

 cial de su sistema de creencias. Después, gracias a un pes-


 cador muy amigo, Don Julio, quien vivía a orillas del Río

 Hacha, aprendí a tejer mi propia red de pescar. Tales en-

 cuentros propician una visión poética. Pero hacer la pelícu-  Figura 1. Escena de El Río de la vida diaria en el Río Amazonas, cerca

 la El Río se hizo realidad solo después del trabajo de campo   de Iquitos, Perú, 2016 (crédito de imagen: Leoncio Ramírez Vásquez).


 que llevé a cabo para mis Cuentos amazónicos. Como ya sa-

 bes, ésa fue una colección mitopoética que resultó después

 de más de una década de andar por los países de la cuenca   Pregunta: ¿Cómo entienden los sistemas de creencias y de

 amazónica, escuchando, tomando notas y reescribiendo las   conocimiento amazónicos los ríos y ecosistemas ribereños?


 narrativas orales de los pescadores, cazadores, madereros y,   ¿Cómo se transmite esta filosofía en tu documental?  

 chamanes de las comunidades Indígenas y pueblos ribere-

 ños. De escuchar sus historias y verlos cómo sienten sus ríos   Respuesta: Para los amazónicos, los bosques, los anima-

 surgió mi deseo de hacer El Río. También debió haber sido   les, los vientos y cualquier otro ser no humano está anima-


 un cierto sentimiento sensorial o algo de maravilla acerca   do por espíritus. Son seres sintientes. En las miríadas de

 de los cuerpos de agua, esos lugares. Sí que alegraba eso de   narrativas orales y mitos de origen de las etnias ancestra-

 zambullirse en el río con los ojos abiertos para ver los peces   les amazónicas que se cuentan en las malocas  comunales o
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 y piedras del fondo. Nada como sentirse en el agua, como si


 fueras parte de su cuerpo, como en la niñez. Hasta hoy en   2  Edificio tradicional para uso comunal utilizado por algunas comunida-

 día no solo me maravillo con los ríos sino también con los   des Indígenas de Amazonia.






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