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logo entre Bulgákov y Stalin, como si los dos hablaran cara juicio el emisor original de algunas de ellas. Otro ejemplo
a cara: de desplazamiento productivo aparece en la escena 7, cuan-
do Stalin habla de la unicidad del cielo de Moscú: “Mos-
STALIN: ¿Mijaíl Afanásievich Bulgákov? cú está preciosa esta tarde. No hay cielo como éste en nin-
gún lugar del mundo” (240). Previamente, Bulgákova había
BULGAKOV: Yo soy.
mencionado la belleza de la ciudad cuando estaba haciendo
STALIN: Buenos días, camarada Bulgákov. el papel de Stalin para inspirar a Bulgákov en la composi-
ción de la carta: “Moscú, la ciudad que tanto amabas. Está
BULGAKOV: Buenos días, Iósif Vissariónovich. preciosa esta tarde. ¿No quieres que demos un paseo por el
bulevar, antes de que anochezca?” (230-31). Tanto Bulgáko-
STALIN: Hemos recibido sus cartas. Las hemos leí- va como Stalin dicen la misma frase, “Moscú está preciosa
do con los camaradas. Quiere marcharse al ex- esta tarde”, pero en contextos y con propósitos diferentes.
tranjero, ¿no es eso? Está harto de nosotros.
La mujer trata de animar a su marido a socializar y a rela-
BULGAKOV: Últimamente me he hecho mil veces la misma jarse, mientras que Stalin espera disuadir al escritor de salir
pregunta. ¿Puede un escritor ruso vivir fuera de su patria? de Rusia. En otra instancia, cuando se menciona la exitosa
carta de Zamiatin, Stalin la elogia, diciendo que “encontró
STALIN: Yo también me hago a menudo la misma pre- las palabras adecuadas” y que escribió “una carta muy cla-
gunta. Pero hablemos de usted. ¿Dónde qui-
ere trabajar? ¿En el teatro de Stanislavski? ra” porque “sabía lo que quería” (248-49). Bulgákova alude
a la misma claridad y estilo directo de Zamiatin, cuando es
BULGAKOV: Claro que me gustaría. Pero no la destinataria de una propuesta romántica de aquel escri-
he recibido más que negativas. tor, de acompañarlo a París: “Quiere que me vaya con él…
Siempre sabe lo que quiere, y siempre habla claro” (255).
STALIN: Presente una solicitud. Tengo la im- En este caso, se puede argumentar que el afán interpretati-
presión de que esta vez la aceptarán. Ten-
emos que reunirnos para charlar. vo de Bulgákova (“puedo ponerme en su lugar”) es la causa
de esta mezcla de palabras de ella y del dictador.
BULGAKOV: ¡Oh, sí, Iósif Vissariónovich, ten- El término “intertextualidad” se usa en el trabajo desde
emos que conversar! (251) un acercamiento bajtiniano, con un enfoque en la dimen-
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En las tres instancias hay una repetición del mismo diálo- 6
Según Graham Allen apunta en el análisis sobre los orígenes del térmi-
go, con variaciones de palabras, hasta que queda en tela de no “intertextualidad”, hay que reconocer el anacronismo de acercarse a
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Revist a de al ce s XXI Número 6 , 2024