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caníbal. Aquí ya aparece la simbología católica clave para
entender el comportamiento del personaje: al no haber psi-
cologismos, la explicación de los actos de Carlos le excede
a él mismo, a su individualidad. Aquí es donde se puede
observar la operancia de la religión y su prohibición de la
transgresión como el principal motivo del canibalismo de
Carlos. En la escena se mezcla la sangre, tan vinculada a la
sexualidad femenina, con el agua, elemento purificador. La
carne como lo sobrante, como pecado. Carlos castiga el pe-
cado de la sexualidad femenina, se sacrifica y sacrifica a su
vez a las mujeres con el fin de paliar su instinto, su deseo se-
xual. El baño de “agua bendita” posterior es la limpieza del
pecado. En este punto el pecado es el acceso al paraíso. Lo
que se propone en este análisis es que la religión sea la que
suture las acciones violentas de Carlos y las causas elididas
de su comportamiento. Esta relación se sostiene a partir de
las rimas existentes entre las parejas de imágenes sucesivas:
las que preceden a los fueras de campo/elipsis de los asesina-
tos y su plano siguiente. Por tanto, el fuera de campo se eri-
ge como continuidad en suspensión, como hueco nuclear
entre lo que precede al momento elidido y lo que lo conti-
núa. Caníbal subsume la violencia particular de Carlos en
el rito religioso que sucede a los asesinatos, convirtiendo a
la tradición católica en protagonista elíptica de sus actos. Es
una forma de continuidad en suspensión del acto privado,
los asesinatos, a su expresión general y origen público, la re-
ligión.
En todas las ocasiones en las que en la película se produ-
ce un asesinato, la siguiente imagen tras la elipsis (o el fue-
ra de campo) es una escena religiosa. La Catedral de Gra-
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Revist a de al ce s XXI
nada después del acto de “limpiar la impureza” del primer
asesinato. La Iglesia de San Pedro y San Pablo en la Carrera
del Darro y el ensayo cofrade tras el asesinato de Alexandra.
Una misa en donde se dice “comed y bebed todos de él”,
la eucaristía sagrada, el canibalismo oficial y colectivo tras
ver el cadáver de la mujer de la playa. Y en el último, el de
Nina, la observación de la procesión religiosa. Es esta una
manera de vincular el asesinato al rito colectivo. La violen-
cia impone su estructura en la comunidad y, por extensión,
configura la identidad nacional y la de sus individuos. Esta
rima en continuidad se expresa como eco constante con el
permanente sonido de campanas de iglesia. No se muestran
los asesinatos de Carlos ni su origen psicológico porque su
explicación está más allá de él mismo, dada por un imagi-
nario vinculado a la religión y su prohibición de la trans-
gresión. Esta rima entre el fuera de campo o la elipsis del
asesinato, de lo otro irrepresentable, y el plano consecuti-
vo como liturgia oficial, es uno de los grandes hallazgos de
construcción fílmica de la película. La religión ocupa lo que
la imagen no da a ver, sugiriendo una causa-efecto que ex-
cede la psicología individual para señalar una causa mayor:
la religión como origen del comportamiento de Carlos.
El montaje en Caníbal: continuidad y discontinuidad
Bataille, en la introducción de su ya citado El erotismo, de-
fine lo divino como amor y lo humano como pecado aten-
diendo a la continuidad (la reproducción) y la discontinui-
dad (la sexualidad). Esta idea se expresa en Caníbal a través
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Número 6 , 2024