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sivas. Por ejemplo, Slavoj Žižek habla de la “excentricidad   ción no es sólo urbana, sino cosmopolita y los crímenes son de

 de las localizaciones” como la norma y no la excepción en   otro orden, menos sangrientos, pero igual de impunes.

 buena parte de la ficción detectivesca tal y como se mani-


 fiesta en nuestra era de capitalismo global. “The main effect   Las mil caras de una década

 of globalisation on the detective fiction,” escribe el pensa-  En la siempre cuestionable parcelación de la cultura en dé-

 dor esloveno, “is discernible in its dialectical counterpart:   cadas, el cine de los noventa es el resultado de nuevas ten-

 the powerful reemergence of a specific locale as the story’s   dencias estéticas y de trascendentales cambios en la indus-

 setting —a particular provincial environment” (“El mayor   tria del sector. En estos años asistimos a la consolidación de


 efecto de la globalización en la ficción detectivesca es dis-  un modelo neoliberal que en la industria cinematográfica se

 cernible en su contrapartida dialéctica: la poderosa reemer-  traduce en un sistema de producción donde prima la com-

 gencia de una específica localización como el escenario de   petitividad en el mercado y pierde peso la política de sub-

 la historia —un particular entorno provinciano”; mi trad.;   venciones estatales.


 Žižek). El valor metafísico más que geográfico de esos es-  Por su parte, esas nuevas tendencias estéticas menciona-

 pacios es mucho más evidente cuando esas ficciones se lle-  das se suelen ligar a una generación de cineastas en la que

 van al medio cinematográfico. Arrozales, humedales, pára-  las ambiciones autorales, si existen, no obedecen a las mis-

 mos, eriales posindustriales o naturaleza remota son parajes   mas urgencias ni a los mismos deseos del cine de autor es-


 de una imaginación telúrica con resonancias globales. De   pañol desde los años 1950 hasta las producciones de calidad

 ese modo, las marismas del Guadalquivir y su isla mínima   salidas de la llamada ley Miró. Son toda una serie de direc-

 en particular pueden verse menos como el oscuro corazón   tores jóvenes que estrenan su primer largometraje en esos

 alegórico del franquismo y más como otro ingrediente im-  años y cuya obra se guía por “unos parámetros culturales


 prescindible en la globalización del cine de género español.   que no pertenecían a la idiosincrasia del propio cine espa-

 La transición, en esa versión condensada que ve su momen-  ñol, sino en el interior de una cultura más globalizada y en

 to de mayor incertidumbre a principios de los años 1980,   la irrupción de un nuevo modelo en el que los referentes ya

 se globaliza entonces desde cierta sublimación de lo local y   no se encontraban en la realidad empírica del entorno, sino


 desde una afectividad genérica de reacciones viscerales; esto   en las (sub)culturas de la imagen” (Quintana 12).  Del có-
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 es, por medio de esos thrills que constituyen la raíz del tér-

 mino thriller.

 Los años 1990, entendidos bien como última fase transicio-  15  Carlos Heredero habla de “cineasta-autor” (70) para dar cuenta de la


 nal, bien como década de apogeo neoliberal y europeísta, tie-  nueva generación de directores salidos de los cambios en la industria en
         los neoliberales años 1990. Sin embargo, la lista incluye pocos directo-
 nen también su thriller de calidad. En esta ocasión, la localiza-  res que considerar casi exclusivamente “de género” como Daniel Calpar-






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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