Page 241 - Revista5
P. 241

sustitución funcional de los deberes típicamente asociados   jer, y se niega a “fecundar a su cuñada” como manda la tri-

                                                                                                              60
 con la familia genética. Lo que también es digno de aten-  bu), logra formar relaciones de paternidad afectiva (43).
 ción aquí es la naturaleza urgente de estas redes de apo-  En conjunto con lo que relata los testimonios, la novela


 yo. La centralidad de la precariedad y la preservación de la   señala que el abandono familiar-biológico no implica un

 salud física y/o mental en todos estos casos de parentesco   abandono total, sino que posibilita la formación y el forta-

 queer frustran y complican las aseveraciones de que la per-  lecimiento de lazos afectivos de parentesco queer.

 formatividad y solidaridad queer puede considerarse como   Es preciso señalar, no obstante, que el parentesco queer en

 una suerte de emancipación.  estos textos se limita necesariamente a ciertos espacios ‘segu-


 A lo largo de La bastarda, Obono insinúa un contraste   ros’, tanto geográficos como psicológicos; las zonas margi-

 entre la familia biológica y la elegida. La novela, como las   nadas propias de la supervivencia queer ofrecen más seguri-

 entrevistas, señala que los vínculos de sangre no garantizan   dad por la agrupación de afines personas. Paradójicamente,

 ningún apoyo o amor: “¿A qué llamaría ella [Linda] fami-  estos refugios suelen ser lugares precarios o arriesgados, de-


 lia? Yo no conocía dónde se encontraba la mía. O sí. Qui-  bido a la precariedad económica y marginación social de las

 zá mi verdadera familia residía en el bosque donde se refu-  personas queer —las dos cosas siendo consecuencias de la

 giaba Marcelo” (La bastarda 64). A diferencia del abuelo   regulación social de la hetero-narrativa—. En Yo no quería,

 con el que Okomo cohabita y que nunca la besa (40), el tío   se explica que el refugio queer en Malabo (la capital de Gui-


 Marcelo no sólo le obsequia besos “siempre” sino que es la   nea Ecuatorial) es uno de los barrios notoriamente peligro-

 única persona en el mundo que la “había besado como un   sos: “En el barrio convivían otras parejas de homosexuales.

 padre” (43). Él equipara el afecto que le muestra con un   . . . En el barrio de Elá Nguema nadie se mete en la vida

 amor paternal-biológico: “‘Eres lo más parecido a una hija   de nadie. Es el barrio de la supervivencia. Quien perdura


 que tengo. . . . Te quiero mucho, mi niña’” (61). Significa-  en Elá Nguema ya no se va a morir” (Obono, Yo no que-

 tivamente, Linda también tiene una relación afectiva y cua-  ría 106); “Muchas homosexuales vivimos juntas o en casas

 si-paternal con Marcelo; ella comparte que él la besó en la   cercanas. Es la única forma de que, si nos matan, alguien

 frente, un gesto de afección que supera la atención que re-


 cibe de su padre (63). Aunque Marcelo vive totalmente ais-

 lado y alejado de la sociedad y no participa en su economía

 reproductiva (nunca consumó su matrimonio con una mu-  60  En el caso de la esterilidad masculina, hay que “recurrir a genes cerca-


         nos y una persona discreta” —Marcelo— para solucionar el problema
         del hijo de Osá (Obono, La bastarda 44). Como explica Galán Moreno,
 des que ofrecen ciertas protecciones legales de los derechos queer; véase   la esterilidad masculina supone “un gran desprecio hacia el sujeto que la

 Voices of Youth Count.  padecía” y una vergüenza para su familia (31).





 240                                                                                                          241
 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
   236   237   238   239   240   241   242   243   244   245   246