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violencia del nsoa sostiene el sistema biologizado y dismór-  llama . . . ‘la hija de ningún varón’” (Obono, La bastarda

 fico de género y propaga la repro-narrativa económica. De   32). Tiene una curiosidad insaciable por saber la identidad

 nuevo, se plasma el solapamiento de opresiones propio de la   y el carácter de su padre, y a medida que busca a su padre


 heteronormatividad reproductiva. Obono, en su obra escri-  va acercándose a su tío Marcelo y a Dina, Linda y Pilar, las

 ta y activista, se dedica a denunciar el nsoa y cualquier prác-  tres chicas no-heterosexuales del pueblo. Okomo no sólo

 tica asociada o parecida que implique la imposición econó-  descubre su deseo homosexual y abraza su sexualidad, sino

 mica y social de exigencias reproductivas y sexuales.   que también aprende sobre las percepciones despectivas y el

 El mismo título de La bastarda hace referencia a la estruc-  tratamiento abusivo de las personas que no cumplen con la


 tura económica-reproductiva que condena a lxs hijxs a vivir   repro-narrativa en la sociedad fang (66).  De este modo la
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 alejadxs de sus padres y estigmatizadxs por la comunidad si   novela entrelaza una condena de la opresión de las personas

 sus progenitores biológicos no se avienen al pago de la dote.   queer con una crítica de la estructura económica que regula

 La narradora y protagonista Okomo es huérfana de ma-  la reproducción y la familia.


 dre con un padre ausente y desconocido porque él no llegó   En contraste con los múltiples modelos de la maternidad

 a pagar el nsoa a la familia de la madre antes de la muerte   que se representan en los testimonios Yo no quería ser ma-

 de ella. En la costumbre fang, lxs hijxs que nacen sin que   dre, La bastarda, representa un solo embarazo —el de Pilar,

 sus padres paguen el nsoa pertenecen al clan de la madre y   la amiga de Okomo que expresa deseo bisexual—. Las cir-


 no viven con el progenitor masculino.  Debido a esas nor-  cunstancias de este embarazo resultan significativas: la hija
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 mas de parentesco le toca a Okomo residir con sus abuelos:   no es de su novio, Plácido, porque “ellos dos solo dormían

 “Por eso la sociedad me miraba con desprecio y la gente me   juntos sin hacer el amor” (104).  El que engendra la hija es
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         el padre de Pilar, quien, años atrás, había asesinado a la ma-

         dre de Pilar cuando ella “le descubrió una noche violando a

 53  “[L]as relaciones sexuales prematrimoniales eran consentidas entre los   Pilar” y que, aparentemente, no había dejado de abusar de
 fang, la mujer podía tener descendencia antes de casarse. . . . En ese caso,
 esos niños eran considerados como miembros del clan paterno de la mu-  su hija (111). Ambas representaciones de la maternidad en

 jer” (Pérez Armiño 47). Los niños solo llegan a considerarse legítimos

 con el pago del nsoa “con independencia de quién sea el genitor real o   54  Después de la primera ocasión de sexo grupal con las tres chicas en el
 presunto de esos hijos, serán hijos legales del marido de esa mujer, de la   bosque fang, Obono se siente sexualmente libre por primera vez y re-
 persona (varón o mujer, pues entre los Fang se acepta el “marido-mu-  flexiona sobre la vergüenza que siempre había sentido por la homofobia

 jer”) que pagó el nsoa por ella” (Juan Aranzadi 118). No he logrado lo-  internalizada (La bastarda 65).

 calizar informaciones detalladas que precisan el fenómeno de el/la “ma-
 rido-mujer”, pero Amadiume se refiere a una práctica entre los igbo que   55  Sobre la práctica de sexo intercrural o sexo femoral (“thigh sex”) entre
 puede ser análoga (Male Daughters, Female Husbands; Re-inventing Afri-  parejas heterosexuales jóvenes antes de casarse o entre hombres y mu-

 ca). Véase también Aixelà-Cabré, “Africanas”.   chachos empleados en las minas, véase Arnfred 21.





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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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