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to colonial (Aixelà-Cabré, “Africanas”).  La mujer fang de   para el hombre; sino que su devaluación va a transformar-
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 los tiempos precoloniales se concebía como “un medio de   la en un objeto sexual y de placer masculinos” (Ñengono).

 vida y prosperidad para el hombre y su clan, gracias a los   Para la economista Nzang Nzé Ada, las modificaciones a la


 bienes potenciales que engendraría en el seno matrimonial   tradición del nsoa a lo largo del tiempo convirtieron el ma-

 (los hijos)” (Ñengono); para algunos, la mujer era un bien   trimonio en un “negocio de compraventa” que cosifica la

 de valor especial o “una especie de patrimonio de la tribu y   mujer.

 de la familia” (Ocha’a 35). Sin embargo, “el uso extendido   Algunxs feministas ecuatoguineanxs apuntan al  nsoa

 de la moneda en los intercambios comerciales” (Ñengono)   como “un instrumento de opresión y tormento en la vida


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 después de la llegada de los europeos y el “pagarse el nsoa en   de la mujer” (Bituga-Nchama, “La conflictividad”).  Los
 dinero para todo uso” disminuyó el valor que tenía el nsoa y   efectos del nsoa no se limitan a las personas que se identifi-

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 cambió su significado cultural (Juan Aranzadi 120).  Con   can como mujeres, sino que se extienden por muchas partes

 esta transformación económica, “la mujer no sólo dejará   de la sociedad fang. Las personas con expresiones de género

 de significar un medio importante de vida y prosperidad   no-normativas que se entrevistan en Yo no quería ser madre

         también son perjudicadas por un sistema que las excluye y

         que deslegitimiza sus relaciones: “Dicen que nosotras no te-

 49  Según Constantino Ocha’a Mve Bengobesama, en su uso original, el   nemos penes, que nunca las embarazaremos, que nunca en-

 nsoa es “lo que daba sentido de legitimidad al matrimonio, el instru-  tregaremos la dote para dignificarlas” (121).  Se ve cómo la
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 mento que . . . intervenía en la iniciación de los tratados matrimoniales”

 (46) o, sencillamente, el “estipendio de legitimidad” (47). Rodríguez y
 Valenciano observan que “the existence of the nsoa (the bride-price in

 Fang) among the Fang became a useful asset for labor recruiters in the   51  El nsoa no deja de ser un tema polémico o divisorio y el objeto de dis-
 colonial economy” (“la existencia de la nsoa (la dote en fang) entre los   cusiones vehementes. Para unos análisis académicos y reflexiones perso-

 fang llegó a ser una ventaja para los reclutadores laborales en la econo-  nales, véanse Aixelà, “Africanas”; Allan; Aranzadi; Bituga-Nchama “La
 mía colonial”; mi trad.)y Martino Martín propone que el nsoa contri-  conflictividad”; Martino Martín; Ñengono; Nzé Ada; Pérez Armiño.

 buyó tanto al éxito como al colapso del sistema económico colonial de   Cabe notar aquí una alternativa al nsoa en la tradición fang: el abóm, la
 la Guinea Española que se basó en el reclutamiento de la mano de obra   práctica que Nsue representa en Ekomo. Mal traducido a “secuestro de

 masculina con contratos de peonaje.   la novia”, el abóm ofrece una forma de resistencia: “Women rejected un-
         wanted marriages arranged by their parents and ‘ran away’ in the night
 50  En la época precolonial se pagaba con bikuele, piezas de hierro des-  with their lovers” (“Las mujeres rechazaban los matrimonios no desea-
 tinados y empleados expresamente para pagar el matrimonio, y regalos   dos que sus padres concertaron y ‘se escapaban’ durante la noche con sus

 para la familia de la novia (véase Juan Aranzadi 82, 115; Martino 346-  amantes”; mi trad.; Allan 75).

 47). Actualmente “los Fang de Guinea Ecuatorial se han mantenido
 igualmente fieles a esta institución ‘tradicional’ aunque su significación   52  Aunque se podría clasificarlxs como hombres trans y personas no-bi-
 originaria haya cambiado, sobre todo al pasar a pagarse el nsoa en dinero   narias, hacerlo sería una hipersimplificación, o peor, un gesto coloniza-

 para todo uso” (Juan Aranzadi 120).  dor.





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