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de verismo documental en su montaje. Además, la época de   lado, además de acercarse a su universo diegético desde un

 las obras de Orduña fue la era “del mayor esplendor de los   realismo cinematográfico y un espíritu fuertemente desmi-

 grandes estudios cinematográficos en España, construidos   tificador de la vida en el imperio español, por otro.


 a semejanza de los de Hollywood, con laboratorios, came-

 rinos, residencias para actores, platós y zonas de exteriores”   Análisis de La peste:

 (Camarero Gómez 101), cuestión muy relevante ya que es-  Existencialismo, humanismo y la cuestión realista

 tablece un vínculo transnacional entre ambas cinematogra-

 fías de carácter histórico,  a las que se les achacaba un exce-  La peste presenta una Sevilla baluarte del imperio español,
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 sivo gesto teatral y un dramatismo de cartón piedra.   ciudad enlace con todo lo que llegaba de las Américas, me-

 Han pasado bastantes décadas desde entonces y, sin duda,   trópolis de una España de grandes tentáculos y gran olfato

 las producciones históricas españolas han cambiado, si pen-  para el oro y la herejía religiosa. Un brote de peste se desa-


 samos en casos como El Dorado (Carlos Saura, 1988) o los   tará en la ciudad y, en este contexto, Mateo Núñez, el pro-

 trabajos más recientes de Agustín Díaz Yanes con el escritor   tagonista, se verá obligado a volver a Sevilla para saldar una

 Arturo Pérez-Reverte en Alatriste (2006) y Oro (2017), mu-  deuda de honor tras la muerte de un amigo, lo cual le atará

 cho menos ingenuos. Sin embargo, la obra audiovisual que   irremediablemente a lo que sucederá en el territorio urbano.

 se analizará a continuación será la serie de televisión La peste   Esta Sevilla será, por un lado, representante de numerosas


 (Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, 2017-2019), concreta-  oportunidades de ascenso social para pícaros de toda índo-

 mente su primera temporada. En línea con la proliferación   le, pero, por otro, sumidero de innumerables proyectos fa-

 del formato seriado actual, la vigencia de una ficción como   llidos que acaban generando una pobreza y una desigualdad

 la creada por Alberto Rodríguez y Rafael Cobos no ha de   terribles. Ya sea en personajes como Luis de Zúñiga (inter-


 ser desestimada, al encajar a la perfección en el paradigma   pretado por un grave Paco León) y sus ansias de romper el

 del audiovisual histórico español pero, no obstante, distan-  círculo de pobreza por la vía de la corrupción, como en las

 ciándose diametralmente de las intenciones de los ejemplos   dificultades inherentes a la situación de mujeres de distinta

 anteriores. En La peste, la hibridación genérica consigue ju-  clase social como Teresa Pinelo y Eugenia, La peste presenta


 gar con la versión manida del cine histórico épico, por un   un incisivo mosaico de pocas concesiones tranquilizadoras.
         Alberto Rodríguez y Rafael Cobos ponen el foco más allá



 1  Es interesante recalcar que el cine histórico hollywoodiense de la épo-  de los bonitos palacios, metiéndose de lleno en el barro y

 ca no distaba de la imitación franquista en lo que a sesgos ideológicos   las penurias de la masa, en la otra cara de la gloria imperial.
 se refiere, teniendo en cuenta la numerosa propaganda anticomunista y
 reforzadora del espíritu independiente estadounidense de aquellas déca-

 das, la cual era revestida de fábula histórica.





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 Revist a   de   alces XXI                                    Número  4 , 2019-2020
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