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masiado teatral o de “cartón piedra”. Como afirma Cama- Sevilla conforma un escenario relevante, por un lado, pero
rero Gómez sobre el cine histórico español de los 40 y 50: corrupto y empezando su decadencia, por otro. Aunque los
personajes principales de la serie no sean figuras históricas
Cualquier tipo de decorado se levantaba en plató a tamaño na- comprobables como las de los filmes de Orduña, los hechos
tural, lejos de las maquetas y, por lo tanto, tenía carácter teatral. en los que se ven envueltos y la sociedad en la que malviven
Estéticamente, adoptaron escenografías ampulosas y recargadas, sí consiguen el efecto de representación histórica, “through
con amplias perspectivas y planos verticales. (101) the accretion and display of many details which collectively
provide evidence not only of ‘being in’ the past, but also a
Por el contrario, La peste, mediante una conjunción entre sense of realism which potentially overwhelms and negates
escenarios reales y recreación, aspira a evocar una sensación areas of dispute” (“a través de la acreción y exhibición de
de inmediatez y verismo, como puede percibirse a través del muchos detalles que proporcionan colectivamente eviden-
vestuario, con numerosos extras convincentemente caracte- cias no sólo de ‘estar en’ el pasado, sino también una sensa-
rizados o con su acercamiento formal de asidua cámara en ción de realismo que, potencialmente, acaba desestimando
mano, el cual nos sitúa casi a pie de calle con los protagonis- áreas de disputa”; mi trad.; Stubbs 41). Esto mismo ocurre
tas. La inmersión en las condiciones materiales de la épo- con la pandemia que da el nombre a esta ficción, verídica y
ca no se trata de una mera invención puesta en escena, sino comprobable, pero no exactamente enmarcada en los años
que tiene bases históricas de las que se nutre. exactos que recogen los registros, más entrada en el siglo
Así describe la Sevilla del siglo XVII el historiador Do- XVII. Sin embargo, por ejemplo “mucha gente, incluyendo
mínguez Ortiz: mercaderes y veinticuatros, se resistía a aceptar la evidencia
de que se trataba de un mal contagioso, porque ello impli-
Sevilla fue en el siglo XVII termómetro y vigía, puerta de entra- caba el aislamiento de la ciudad, con cuantiosas pérdidas
da y vía de escape de un estado que había situado su capital muy económicas” (Domínguez Ortiz 70), siendo este uno de los
tierra adentro, en plena meseta, como si quisiera buscar un ais- conflictos importantes en La peste. En este sentido, la serie
lamiento imposible para la sede de un imperio mundial. Y fren- aspira a crear una sensación holística de Historia, no a re-
te a esa capital política que era Madrid, Sevilla seguía ejerciendo
el papel de capital natural, de capital intelectual y económica de crear y posicionarse a partir de un evento concreto. Así lo
la nación, hasta que los desastres de España menguaron la po- explica el documentalista de la serie, Pedro Álvarez, quien
tencia y brillo de la urbe andaluza. (16) declaró: “nosotros queríamos comunicar una verdad, pero
una verdad que fuese más allá de los cimientos históricos”
Encaja, pues, esta descripción con la ciudad presentada en (Úcar). Esta postura plantea cuestiones relacionadas con el
La peste, como ha sido mencionado unas líneas más arriba. propio papel de la veracidad en el cine histórico —o en las
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Revist a de alces XXI Número 4 , 2019-2020