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La serie se distingue ideológicamente de los filmes del pe-  las dos obras, de corte existencialista. Tanto en el caso del

 ríodo autárquico, más en línea con los trabajos de Díaz Ya-  libro como en el de la serie, tales palabras apuntan más allá

 nes y otras producciones históricas de finales del siglo XX e   del resurgir literal de una pandemia mortal, poniendo el


 inicios del XXI,  las cuales conforman “nuevas reinterpreta-  foco sobre las pestes figurativas que asolan a la humanidad
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 ciones del Siglo de Oro, en las cuales las fronteras entre el   y a los parásitos que las transmiten, en este caso la ignoran-

 bien y el mal acaban difuminándose y el héroe clásico de-  cia, el odio, la codicia… De este modo, la serie de Alber-

 viene antihéroe perdido en un mundo de corrupción, cuya   to Rodríguez y Cobos también se vincula a nociones más

 decadencia moral se transforma en decadencia física” (Ca-  contemporáneas sobre el papel de la religión en la sociedad


 marero Gómez 107). Los personajes son, por tanto, indivi-  o sobre la corrupción sistémica del estado español, encon-

 duos dolientes, falibles, que habitan universos muy lejos de   trando un nuevo presente con el cual conectarse. Las solu-

 toda idealización histórica y, en este sentido, La peste no es-  ciones a una crisis sanitaria con claras reminiscencias a la


 conde sus postulados. Desde el propio título se puede perci-  pandemia actual del coronavirus —aunque la serie se creó

 bir su intencionalidad, explicitada del todo con el discurso   antes de su estallido— pasan por una defensa desesperada

 de Monardes, médico avanzado a su tiempo en esta Sevilla   del humanismo y la ciencia, lejos de facilidades u optimis-

 de inicios del siglo XVII:  mo. Por ejemplo, hay una clara defensa del conocimiento

         y la ciencia como pilares básicos, por parte de personajes


         como Mateo o Monardes, con el objetivo de enfrentarse a
 Todo vuelve, como la peste. Ahora la gente celebra por las calles   la superstición, el oscurantismo religioso y la corrupción.

 que se ha acabado, se emborrachan y gritan de alegría por todas   Eso no quiere decir que sea un camino fácil, dado que tal

 partes. Ignoran que la peste no desaparecerá nunca. Permane-
 cerá dormida, en los muebles y en la ropa, en los sótanos y en   progreso científico e intelectual está en constante evolución

 los arcones, esperando pacientemente a que el hombre vuelva a   y también ha de aprender de sí mismo, ya sea debido a los
 despertarla. Nada nuevo bajo el Sol.  límites de una medicina por contrastar y sistematizar o al


         vacío existencial causado por la negación de una deidad re-

         dentora. De igual manera, la lucha por el conocimiento de
 Estas palabras aluden, en una cita prácticamente calcada,   unos pocos entra en conflicto con los prejuicios e intereses


 a otro discurso del conocidísimo libro de Albert Camus, La   de muchos otros, por lo que la senda promete ser larga y fa-

 peste (1947), lo que establece una conexión filosófica entre   tigosa.


             En cuanto a la cuestión de la verosimilitud, La peste se con-

 2  Adaptaciones como La Celestina (Gerardo Vera, 1996) o Lazarillo de   forma totalmente en contra de otras producciones como las
 Tormes (Fernando Fernán Gómez y José Luis García Sánchez, 2000) o

 pseudo-biografías como El rey pasmado (Imanol Uribe, 1991).  de Orduña, que han sido acusadas de dar una sensación de-





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 Revist a   de   alces XXI                                    Número  4 , 2019-2020
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