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series históricas— ya que La peste sí se recubre de bases his- ya que “lo único que les faltaba a los pobres religiosos que
tóricas, algo defendido incluso extradiegéticamente, pero, sustentaban los hospitales con limosnas era gastarse el dine-
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al mismo tiempo, parece aceptar que ro en velas para tenerlas encendidas de día” (Roca Barea).
No obstante, el análisis de la historiadora, reduccionista en
No matter how closely the written word of a screenplay adheres su visión anquilosada sobre las posibilidades del lenguaje
to available historical data, once these words are dramatized, the fílmico, pasa por alto, primero, el requisito de buscar una
incorporation of material details (actors, costumes, sets) inevi- iluminación adecuada a la historia que se intenta contar y,
tably leads to a departure from any factual basis. segundo, que esa decisión estética es deliberada, además de
conectar a la serie con un determinado corpus cinematográ-
No importa cómo de precisas sean las palabras de un guion res- fico.
pecto a su adhesión a datos históricos, una vez que estas pala-
bras se dramaticen, toda incorporación de detalles materiales
(actores, vestuario, platós) lleva inevitablemente a un alejamien- Estética y sensibilidad neo-noir
to de cualquier base factual (mi trad; Stubbs 39)
Si bien se podría achacar una excesiva oscuridad al trata-
miento formal de La peste, que, inevitablemente, suscitaría
A partir de esta asunción, se pueden comprender las deci- dudas con relación a una supuesta “veracidad”, hay una ra-
siones estéticas de la serie, en las cuales se indagará a conti- zón de ser en ello. Tal vez la idea estereotípica que tendría-
nuación, y que han sido criticadas por algunos historiadores mos en la cabeza al pensar en Sevilla sería la de eternos cie-
como Elvira Roca Barea, convencidos de que una ficción los azules y sol abrasador, pero la serie ofrece algo más, que
audiovisual como La peste ha de emprender la búsqueda parte de una decisión estética en total congruencia con lo
de una imposible fidelidad a los hechos pasados. Roca Ba- que se pretende mostrar. Por ello, hay una predominancia
rea acusa a la serie de un comportamiento sistemáticamente de escenas nocturnas, iluminadas de forma natural con ve-
falsario, no solo debido a su crítica dirigida a las élites eco- las y antorchas, además de una luz blanca y mortecina en las
nómicas y religiosas corruptas —que ella compara con otras escenas diurnas, la cual acentúa todo rasgo social aberran-
peores a modo de supuesta defensa—, sino también por una te, todo bubón de peste. Cabe cuestionarse, aun así, si su
estética incongruente con la realidad histórica de entonces,
recargado tenebrismo es, en realidad, una propuesta anti-
rrealista, ya que, aunque su clara estetización sea una cons-
3 La producción de la serie lanzó una interesante plataforma llamada “La trucción fílmica, esa misma oscuridad es congruente con las
ruta de la peste”, que permite a los espectadores interactuar con los esce- terribles condiciones de la época para la gran mayoría de la
narios históricos que aparecen en esta ficción, reforzando así la base ve- población: una suciedad y pobreza opresivas que sí contras-
rídica de la serie.
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Revist a de alces XXI Número 4 , 2019-2020