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momento a partir del cual se comienza a cuestionar la ex-  gemónico contra la violencia del Estado” (157). Todo ello

 cesiva representación sexual de la mujer, así como el interés   implicaría una resignificación de las subjetividades, de los

 por la violencia y por el conflicto territorial. Asimismo, los   espacios e incluso de los movimientos sociales.


 discursos de apertura ante la diferencia que se popularizan   Después de una exposición teórica en torno al concepto

 en el siglo XXI, potenciados por los nuevos medios sociales   de generación, así como de una exposición de la metodolo-

 que dan mayor visibilidad a los grupos minorizados, lleva-  gía de trabajo adoptada, los autores identifican un amplio

 rán a los compositores de reguetón a ajustar sus creaciones   espectro de transformaciones a lo largo del tiempo, gracias

 a las nuevas expectativas de las clases medias/trabajadoras,   a las entrevistas que realizaron con participantes de tres ge-


 adoptando un tono más diplomático en su música, con una   neraciones: generaciones mayores (personas nacidas entre

 atenuación del componente machista (el cual no llegará a   los años 60 y 80), generaciones intermedias (nacidas en-

 desaparecer), sobre todo a partir de 2010. A mediados de   tre los 80 y los 90) y generaciones jóvenes (nacidas entre

 la década de 2010 comenzará a popularizarse el trap, que   los años 90 y 2000). Así pues, los autores constatan diver-


 pasará de ser un estilo underground a convertirse en el esti-  sos cambios en las formas de resistencia, así como en los gé-

 lo dominante, apelando tal vez a aquel público que seguía   neros musicales que se asocian con esta. Mientras que las

 añorando las letras sexuales y violentas del viejo reguetón.   generaciones anteriores consideraban que la lucha era más

 En los últimos años, sin embargo, el autor observa que las   unitaria, centrada especialmente en el movimiento vasco de


 mujeres de la música urbana latina “han pasado de ser vo-  liberación nacional, las nuevas generaciones reivindican la

 ces silenciadas u opositoras abnegadas de los deseos mascu-  plurimilitancia. Asimismo, mientras que el Rock Radical

 linistas a asumir una voz despreocupada y sin remordimien-  Vasco se asociaba con los gaztetxes de las generaciones ante-

 tos que lucha contra la cosificación, que ejerce su agencia   riores, en el presente se ha producido una apertura a los gé-


 mientras reivindica la autonomía corporal” (123).  neros más bailables, como el rap o el sound system —a pesar

 Minerva Campion y Mateo Ortiz Hernández analizan los   de haber menos personas en los espacios autogestionados y

 cambios que se han producido en Uribe Kosta y en Bilbao   alternativos que en épocas anteriores—. Dicho descenso en

 con respecto a las luchas sociales y a la música en los gazte-  la participación se produce en una etapa marcada por las


 txes y en los espacios autogestionados, todo ello desde una   nuevas tecnologías, que a su vez generan fragmentación so-

 perspectiva generacional. Así pues, los autores identifican   cial y anomia.

 diversos cambios en los patrones de consumo musical en los   Ainara Santamaria Barinagarrementeria e Isabel Gómez

 gaztetxes, es decir, en “espacios autogestionados por jóvenes   Sobrino examinan las técnicas emocionales y afectivas uti-


 que empleaban la música como un medio de producción   lizadas por los cantautores de los años 60 y 70 en el estado

 cultural que les permitía consolidar un proceso contra-he-  español a través de ejemplos concretos. En este sentido, las






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 Revist a   de   alces XXI                                    Número  4 , 2019-2020
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