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e internacionales, una especie particular de pánico: por un   presidente de la Confederación  de Comercio de Ma-

 lado, de vivir entre los residuos malolientes, y por el otro,   drid. Alfaro reclamó ayer al Ayuntamiento que refuer-

 de poner en peligro la percepción del país dentro de los me-  ce la limpieza en los ejes comerciales y las zonas de gran
                            afluencia turística, y pidió a los piquetes que respeten
 dios de comunicación extranjeros. Existen muchos modos   el cumplimiento de los servicios mínimos, para los que

 de manifestarse en contra de políticas laborales perjudicia-  solicita incluso la intervención de la Delegación de Go-

 les —mediante el uso de pancartas, boicoteos, etc.— pero   bierno. (García Gallo y Álvarez)

 estos métodos no impactan de la misma manera el ambien-


 te urbano vivido y sus espacios estéticos como lo hace esta   En la página web del mismo periódico se publicaron fo-

 huelga de los servicios sanitarios.   tografías sacadas por ciudadanos bajo el título “Así ven la

 La huelga del 2013 tiene como valor añadido el hecho de   huelga de limpieza los lectores”. Ahí internautas y lectores

 que su funcionamiento y hasta cierto punto su posible éxito   pudieron ver y recorrer virtualmente las calles de una ciu-

 se vertebraron sobre el poder de la basura de apelar al sen-  dad que incrementalmente se había convertido en un gran

 tido visual, y, con la extensión de la huelga más allá de una   vertedero.

 semana, al aspecto somático (olor, náusea) para su función.   Pocas zonas de la ciudad se mostraban inmunes al amon-


 Una huelga de transportes cualquiera presenta sus propios   tonamiento de la basura; en las imágenes los cúmulos de re-

 inconvenientes (principalmente de tiempo y espacio), pero   siduos se ven en las esquinas de las calles, amontonados al

 cuando la suciedad comienza a llenar las calles, portales, ca-  lado de los contenedores, delante de portales, en fotos pro-

 llejones y ministerios, todo el mundo se encuentra involu-  venientes de todos los sectores de la ciudad, centro, norte,

 crado en la histeria de un momento presente inevitable, ya   sur, este y oeste. Recorriendo esta colección de fotografías

 que la basura transforma el suelo de todos en un vertede-  se puede percibir una lógica de acumulación de residuos en

 ro visible y omnipresentemente oloroso. En este sentido, la   tanto que los habitantes de estas zonas comenzaron por de-

 basura es sumamente democrática.   jar su basura en pilas ordenadas en los sitios de costumbre

 Como se vio en varios artículos publicados en El País,   y luego esas pilas se convirtieron en montañas. Así pues,


 para la clase política la huelga sanitaria de noviembre de   la basura no recogida que aparecía en las fotos creaba una

 2013 representó una crisis estética y, por ende, económica,   imagen de su propia temporalidad y establecía dentro de

 ya que la basura no recogida impactó el poder de la capital   sus estructuras visuales un concepto de un tiempo alargado

 de proyectarse como sitio propicio para la inversión y visita   de no-funcionamiento tanto del sistema municipal como

 extranjera (para los ciudadanos la crisis cobra otra serie de   de un sistema económico que había fallado. El fracaso ra-

 problemas que se tratarán a continuación):   dicaba no solo en ser incapaz de mitigar los efectos de una
         huelga y de arbitrar un conflicto entre los trabajadores, el

 La capital asociada a un cubo de basura volcado “es un   capital y la clase política, sino también y quizás más impor-

 arañazo a la marca España”, considera Hilario Alfaro,





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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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