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La huelga de basura comienza como problema estético,
pero se puede ver dentro de las imágenes creadas por fotó-
grafos no profesionales que es también una crisis que posi-
bilita una concienciación (temporal) ética. Uno se permite
imaginar que con el paso de los días la indignación se con-
virtiera en concienciación. No solo uno se pregunta ¿por
qué creamos tanta basura?, sino también ¿cómo reducir la
creación de la basura? Y ¿hay otra manera de deshacernos de
todos estos restos? ¿Por qué la necesidad de tantos envases?
Es entonces cuando —uno se permite suponer— los ciuda-
danos concienciados comienzan a convertir la basura mis-
ma en materia editorial. Las fotos recopiladas en el archivo
online de El País y circuladas mediante medios sociales de
comunicación como Twitter muestran que los residuos no
son solo residuos sino también materia prima para la expre-
sión de una crítica política al sistema tardocapitalista. To-
dos hemos visto en el metro, quioscos, paradas de autobús y
otros espacios públicos de las ciudades españolas las críticas
políticas y comentarios ácidos en forma de grafiti —algu-
nos más creativos que otros— sobre la corrupción institu-
cionalizada, la degradación medioambiental y la desapari-
ción del compromiso político dentro de una población de Fig. 3. Ciudadano/Consumista, artista desconocido © Samuel Amago
ciudadanos convertidos en consumidores. [Fig. 3]
La transformación política de una ciudadanía comprome- taria tuvo un impacto de mayor profundidad, debido prin-
tida en consumistas menos conscientes forma parte del pro- cipalmente a la escala geográfica de zonas urbanas afectadas
yecto neoliberal posdictatorial que describen Compitello, por el amontonamiento de la basura y al hecho de que mu-
Gómez L-Quiñones y Stapell. La imagen que aparece en la chísimas personas contribuyeron a estos montones.
figura 3 se apropia del mismo aparato publicitario —que a La colocación de una bolsa de basura en la calle puede ser
su vez ocupa el espacio público de la parada de autobuses— un ejemplo de expresión comunitaria y política. La com-
para denunciar este proyecto neoliberal en términos gráfi- bustibilidad de los montones de basura que aparecieron
cos irónicos. Pero más que cualquier grafiti, la huelga sani- en las calles de Madrid proveyó quizás la manera más ob-
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015