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¿Qué les dirías a aquellas personas interesadas en la   SELECCIÓN DE MICRORRELATOS

 creación (o en el estudio) del género que cultivas?  DE DAVID ROAS




 Que lean. La escritura viene después… Lo mismo vale para   LOCUS AMOENUS

 muchos seudocríticos y seudoteóricos que se permiten es-

 cribir trabajos supuestamente académicos sin conocer de   La tarde es deliciosa. Tras un largo día de calor, una leve

 verdad el asunto que están tratando (ya sea la teoría litera-  brisa refresca el ambiente. Sentado en un banco del parque,


 ria, la historia o las propias obras literarias). Un mal endé-  disfruto a solas y en silencio de un momento casi perfecto.

 mico de la universidad.  El cuerpo de la niña se estrella a mi lado con su caracterís-


         tico ruido de fruta madura. Miro hacia arriba. El segundo

         cuerpo —el de un niño esta vez— cae unos instantes más
 ¿Deseas aportar alguna reflexión a modo de conclusión?  tarde, a pocos metros del banco. Después cae otro, y otro


         más. La tormenta ha empezado.
 Simplemente desear que el cuento (y el microrrelato) siga


 creciendo en importancia y presencia en el sistema literario   [recogido en Distorsiones. Madrid: Páginas de Espuma, 2010]

 español, que el lector le pierda el miedo y se sumerja en él.

 No pido que se dejen de leer novelas (yo también las escri-

 bo) sino manifestar mi deseo de que la situación del cuento   DEMASIADA LITERATURA

 –que empieza a ser buena- aún mejore más.


             Cuarto día de vacaciones en Galicia y las cosas han em-

         pezado a tomar un extraño cariz. Algunos dirán que es una

         simple coincidencia, pero no deja de ser sorprendente que

         en los tres hoteles en los que hemos dormido (Ribadeo,

         Lugo y Muxía) nos hayan dado la habitación 201. Como


         queriendo quitarle importancia, Marta dice que parece una

         situación sacada de una novela de Paul Auster. O de Vi-

         la-Matas, apunto yo. Demasiado azar.

             Decidimos pasar la cuarta noche en Santiago. Tras va-

         rias llamadas infructuosas, conseguimos una habitación en

         un hotel del centro. Dedicamos el día a recorrer la Costa

         da Morte y llegamos a nuestro destino a las diez de la no-






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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