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ley del padre no lo hagamos pensando en la historia específi­                                                           el triángulo edípico (escenario donde se constituyen tanto el

         ca de Almodóvar con su padre biológico.                                                                                 deseo como la ley del padre) no son en sí mismos la garantía

                La ley del padre —siguiendo las teorías de Lacan y del                                                           del orden patriarcal, sino la condición de posibilidad de su

         feminismo lacaniano— designa una función simbólica, es el                                                               deconstrucción, puesto que para Lacan este escenario no tie­

         tercer término que viene a romper la unidad imaginaria de la                                                            ne ningún sustento biológico ni social, es una fantasía meta­


         madre con el/la bebé para introducir al sujeto en el lenguaje                                                           forizada. Jacqueline Rose, por ejemplo, lo explica así:
         y  las  estructuras  del  deseo.  Lacan  “calls  this  third  term


         Name­of­the­father or the father’s name, but by formalizing                                                                    The father is a function and refers to a law, the place outside the

         its action in the form of the paternal metaphor or function,                                                                   imaginary dyad and against which it breaks. To make him a ref­

         he makes it clear that it is not inescapably tied to either bio­                                                               erent is to fall into an ideological trap: the prejudice which falsi­
                                                                                                                                        fies the Oedipus complex from the start, by making it define as
         logical or de facto fathers, or, for that matter, to their proper                                                              natural, rather than normative, the predominance of the pater­

         names” (“llama a este tercer término el Nombre­del­padre,                                                                      nal figure. There is, therefore, no assumption about the ways in

         pero al formalizar su acción en forma de función o metáfo­                                                                     which the place comes to be fulfilled (it is the very assumption

         ra paterna, deja claro que no está inexorablemente ligado al                                                                   which is questioned).


         padre biológico o al padre de hecho, o, lo que es más, a sus                                                                   El padre es una función y refiere a una ley, el lugar externo a la

         nombres propios”; Fink 56). El nombre del padre se refiere,                                                                    díada imaginaria y contra la cual se rompe. Convertirlo en un re­

         entonces, a una sucesión de metáforas diseminadas a lo lar­                                                                    ferente es caer en una trampa ideológica: el prejuicio que falsi­

         go de cualquier estructura social —la familia, la nación, una                                                                  fica el complejo edípico desde el comienzo, al definir como na­

         comunidad dada— cuya función es introducir un tercer tér­                                                                      tural, en lugar de normativo, el predominio de la figura paterna.
                                                                                                                                        No hay, por tanto, ningún supuesto sobre las formas en que el lu­
         mino que regula y, a la vez, hace posible, la relación entre                                                                   gar llega a satisfacerse (es el supuesto mismo lo que se cuestiona).

         deseo, lenguaje y ley. Por eso Lacan habla del No del padre                                                                    (63)

         y del nombre del padre (le non/nom du pére) como una mis­

         ma cosa, porque es en relación a la prohibición y a la amena­                                                           Muy en sintonía con estos presupuestos psicoanalíticos, bue­


         za de castración que el sujeto puede constituirse dentro del                                                            na parte de la producción cinematográfica del director man­

         lenguaje. Esta estructura de poder social queda, por ello,                                                              chego se esfuerza por desligar la paternidad de cualquier


         definida por el valor simbólico del falo como significante                                                              determinación biológica y por ende sus películas tratan de
         del deseo y de una autoridad patriarcal, cuya causa permane­                                                            excluir, enmascarar, matar o espectralizar este tercer térmi­

         ce, sin embargo, siempre ausente o en falta.                                                                            no, la ley del padre —de ahí, entre otras razones, la insisten­

                Las  mejores  interpretaciones  feministas  del  psicoanáli­                                                     cia en la identificación con las mujeres—. Por eso, si bien

         sis lacaniano nos han ayudado a entender que tanto el falo                                                              el deseo en las películas de Almodóvar no responde a la es­


         (significante por excelencia de la autoridad paterna), como                                                             tructura heteronormativa del triángulo edípico freudiano, la






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