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Ken Loach y de Agnes Varda porque toman como su pun- directamente al tercero de los puntos que quiero explorar
to de partida narrativo la interrelación entre el medio am- en esta sección. Como indica el encabezamiento, me refiero
biente, el individuo y la sociedad y las brechas entre la es- a las escalas. Al igual que la ecomaterialidad y los límites, las
fera social y la esfera ecológica (62-63). En ese sentido, las escalas —temporales, espaciales, y de otros tipos— cons-
películas de Loach, Varda y otros cineastas difieren del mo- tituyen un concepto ecopedagógico fundamental, y como
delo narrativo del cine mainstream convencional, compues- instrumentos de análisis crítico, deberían formar parte de
to por el clásico arco de tres actos —exposición, confronta- cualquier trabajo de investigación ecocinemática. Cuando
ción y resolución— que Hayward reconoce como expresión hablo de escalas me refiero a la amplitud de la mirada con
del pensamiento capitalista. Según Hayward, la narrativa la que nos aproximamos al objeto de estudio y los contextos
mainstream perpetúa una visión mediatizada de la realidad, socioambientales más o menos comprensivos en que lo si-
según la cual cualquier desafío puede resolverse median- tuamos. De forma comparable a la gradación de los planos
te una acción puntual que lo elimine de forma expeditiva cinematográficos, que abarcan desde el primerísimo primer
(48). Tanto el desafío en sí como el villano que lo encarna y plano hasta el gran plano general, las escalas de análisis esta-
el héroe que lo resuelve (este último, típicamente, un varón blecen marcos conceptuales más o menos amplios, definen
blanco heterosexual) se suelen presentar como entidades in- enfoques más concretos o más abstractos, más inmediatos o
dividuales y autónomas. Una vez superado el desafío, el or- más alejados en el tiempo, más localizados o más extensos
den queda restablecido y el status quo puede continuar sin en el espacio. Nos permiten visualizar correlaciones, inte-
alteraciones. El cine mainstream raramente cuestiona el sis- rrelaciones, causas, consecuencias, interdependencias. Nos
tema (ni plantea cuestiones sistémicas). La implicación está animan a descubrir patrones y apreciar la verdadera dimen-
clara: si todos los problemas se pueden resolver de inmedia- sión socioambiental de determinados fenómenos. Nos in-
to con acciones puntuales individuales, no hay que preo- vitan, desde luego, a tomar conciencia de los límites, a en-
cuparse por los límites, no hay por qué actuar con pruden- tender y asumir nuestra responsabilidad, a apreciar nuestra
cia, no hay necesidad de plantear cambios en el modelo, ni capacidad de acción a nivel individual y colectivo.
cuestionar valores, ni reconsiderar prioridades, ni imaginar Volvamos a situar la discusión en el contexto del capita-
alternativas. Es evidente que en el estado de emergencia en lismo y el modo de vida promovido por éste: un modo de
la que se encuentra el planeta, con el horizonte del colapso vida que fomenta el individualismo, el egoísmo y la com-
ambiental y civilizatorio cada vez más cercano, esa actitud petición; que impone la ley del capricho e impulsa la bús-
no puede calificarse más que de criminal y suicida. queda de satisfacción instantánea —la cual provoca más in-
La cuestión de los límites, su relevancia para la ecopeda- satisfacción y nuevos caprichos—; que prima la inmediatez
gogía y para la alfabetización ecocinemática, nos conduce y la fugacidad; que nos convierte en frívolos y superficia-
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Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

