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nónicas con potencial ecopedagógico, desde Cervantes a la   mentales de la educación ecológica como la competencia

 poesía social de los 50, así como de iniciativas de escritura   intercultural o la capacidad de desarrollar una relación pro-

 creativa y acción social o de aprendizaje-servicio. Como res-  funda con actores comunitarios trabajando en cuestiones de


 ponsables de edición del presente monográfico, nos hemos   justicia ambiental. No ayuda que el mercado laboral conti-

 animado a escribir una réplica al ensayo de Marrero Hen-  núe con la vista puesta en un mundo, el presente, que muy

 ríquez, que cierra el volumen, con el fin de visibilizar pre-  poco tendrá que ver con el futuro y con las destrezas y co-

 supuestos y metas divergentes, esperando que contribuya a   nocimientos que este requerirá de nosotras. A pesar de estas

 una superación de posibles malentendidos y establecer acer-  limitaciones y de los formidables retos que nos aguardan,


 camientos entre las corrientes tratadas.  esperamos que este número especial sirva para fomentar el

 Para concluir esta introducción, no queremos dejar de re-  debate, ofrecer ideas y contribuir a abrir marcos de actua-

 ferirnos a algunos de los desafíos y limitaciones de las prác-  ción en nuestras parcelas; espacios que, como varios de estos

 ticas ecopedagógicas en el contexto educativo actual. No   textos señalan, trascienden el aula y el campus, extendién-


 se nos escapan las profundas contradicciones que surgen   dose a la comunidad y a los ecosistemas de que somos parte.

 de intentar implementar estas metodologías en una insti-  La ecopedagogía puede y debe convertirse en una forma de

 tución, la académica, subordinada a los dictados del capi-  resistencia a través de la esperanza, el pensamiento sistémi-

 talismo neoliberal, como tristemente evidencia el asedio a   co y la cooperación, educando afectivamente en el arraigo


 las humanidades en la actual crisis de la educación superior   ecológico y social.

 estadounidense. Predicamos la importancia de otros sabe-

 res y cosmovisiones más sostenibles, pero lo hacemos desde

 la posición de autoridad que nos otorga un sistema profun-


 damente eurocéntrico, de pasado —y presente— marcada-

 mente colonial. Hablamos de transdisciplinariedad, pero

 nos encontramos con silos departamentales que imposibi-

 litan el diálogo y la colaboración necesarias para desarro-


 llar soluciones complejas y sistémicas a las crisis medioam-

 bientales que afrontamos. Además, a la dificultad intrínseca

 de evaluar los progresos del alumnado en ecoalfabetización

 hemos de añadir el enfoque cortoplacista y acelerado de la


 educación superior. Un semestre, e incluso un año, resultan

 insuficientes para cultivar debidamente habilidades funda-






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  7 , 2025
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