Page 49 - Revista7
P. 49

El ensayo de Luis I. Prádanos comparte una serie de valio-  consonancia con la máxima pedagógica del ecofeminismo

 sas reflexiones derivadas de su experiencia docente en cur-  de “aprender a vivir bien en común” (421).

 sos centrados en el ecofeminismo, señalando los problemas   Por su parte, José Manuel Marrero Henríquez se pregun-


 encontrados y explicando las soluciones implementadas en   ta cómo la filología hispánica puede contribuir a la labor

 semestres posteriores. Ya en la introducción Prádanos ad-  ecocrítica de la que hasta ahora se han ocupado fundamen-

 vierte del error de enfocarse en el contenido en detrimento   talmente los estudios culturales. Para el autor, la disciplina

 de la metodología en estas clases. Una adecuada estructu-  se encuentra en disposición de realizar una crítica más me-

 ración y planificación de las dinámicas grupales de discu-  surada a la tradición cultural occidental, lo que le posibili-


 sión y del curso en general son fundamentales para alcanzar   ta reconocer los daños ecológicos y sociales del capitalismo

 el que debería ser objetivo principal de la clase ecofeminis-  neoliberal al mismo tiempo que reivindica los hitos y con-

 ta: “generar un espacio de aprendizaje sanador donde las   tribuciones del humanismo, la Razón ilustrada o la tradi-

 prácticas de cuidado mutuo y cooperación sean cultivadas   ción judeocristiana. Entiende Marrero Henríquez, por tan-


 constantemente” (405-406). En sus menciones a proble-  to, que debe evitarse la dicotomía entre culturas indígenas

 máticas concretas, el autor alude a la alienación que algu-  y occidentales en el análisis cultural; propone, en cambio,

 nas estudiantes experimentaron cuando las políticas provi-  un modelo reticular, inclusivo y conciliador, que se aseme-

 da surgieron en la conversación, lo que causó un bloqueo   je, en sus palabras, a “un bosque antiguo que sustenta su


 que impidió una discusión sincera y constructiva del tema   equilibrio en la relación homeostática de sus componentes

 en la clase. Al volver a enseñar el curso, Prádanos propuso   y que da acomodo a la miríada de las partes que lo confor-

 dinámicas y actividades orientadas a fomentar la inclusión,   man” (428). Desde la premisa de que es hora de que la filo-

 la cooperación y la escucha activa, además del cuidado del   logía hispánica se interese por la ecocrítica, Marrero Hen-


 propio cuerpo, con excelente acogida en las evaluaciones de   ríquez reconoce la importancia de propuestas ecopoéticas

 estudiantes. Tras estos cambios, explica el autor, las discu-  que rompen con el paradigma económico capitalista o con

 siones evidenciaron las diferencias conceptuales y filosóficas   la tradicional división en géneros literarios a través de la ex-

 a veces insalvables de ambos movimientos, ecofeminismo y   perimentación formal multimedia. Al mismo tiempo, seña-


 provida, y el grupo no siempre logró evitar fricciones o di-  la, la disciplina puede y debe explorar el racionalismo ilus-

 lucidar respuestas a preguntas como “¿De qué servía faci-  trado y el antropocentrismo en el canon literario en busca

 litar-forzar que nazca nueva vida humana si no nos asegu-  de “elementos de provecho eco-pedagógicos” (442). Para el

 rábamos de garantizar la existencia de un mundo capaz de   autor, es esta amplitud teórico-crítica la que permitiría a la


 sostener dichas vidas?” (414-415). Sí que fue, sin embargo,   filología hispánica conectar con la lectora joven y el estu-

 capaz de una exploración colectiva honesta y respetuosa, en   diantado. Su contribución incluye ejemplos de lecturas ca-






 48                                                                                                            49
 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  7 , 2025
   44   45   46   47   48   49   50   51   52   53   54