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El ensayo de Luis I. Prádanos comparte una serie de valio- consonancia con la máxima pedagógica del ecofeminismo
sas reflexiones derivadas de su experiencia docente en cur- de “aprender a vivir bien en común” (421).
sos centrados en el ecofeminismo, señalando los problemas Por su parte, José Manuel Marrero Henríquez se pregun-
encontrados y explicando las soluciones implementadas en ta cómo la filología hispánica puede contribuir a la labor
semestres posteriores. Ya en la introducción Prádanos ad- ecocrítica de la que hasta ahora se han ocupado fundamen-
vierte del error de enfocarse en el contenido en detrimento talmente los estudios culturales. Para el autor, la disciplina
de la metodología en estas clases. Una adecuada estructu- se encuentra en disposición de realizar una crítica más me-
ración y planificación de las dinámicas grupales de discu- surada a la tradición cultural occidental, lo que le posibili-
sión y del curso en general son fundamentales para alcanzar ta reconocer los daños ecológicos y sociales del capitalismo
el que debería ser objetivo principal de la clase ecofeminis- neoliberal al mismo tiempo que reivindica los hitos y con-
ta: “generar un espacio de aprendizaje sanador donde las tribuciones del humanismo, la Razón ilustrada o la tradi-
prácticas de cuidado mutuo y cooperación sean cultivadas ción judeocristiana. Entiende Marrero Henríquez, por tan-
constantemente” (405-406). En sus menciones a proble- to, que debe evitarse la dicotomía entre culturas indígenas
máticas concretas, el autor alude a la alienación que algu- y occidentales en el análisis cultural; propone, en cambio,
nas estudiantes experimentaron cuando las políticas provi- un modelo reticular, inclusivo y conciliador, que se aseme-
da surgieron en la conversación, lo que causó un bloqueo je, en sus palabras, a “un bosque antiguo que sustenta su
que impidió una discusión sincera y constructiva del tema equilibrio en la relación homeostática de sus componentes
en la clase. Al volver a enseñar el curso, Prádanos propuso y que da acomodo a la miríada de las partes que lo confor-
dinámicas y actividades orientadas a fomentar la inclusión, man” (428). Desde la premisa de que es hora de que la filo-
la cooperación y la escucha activa, además del cuidado del logía hispánica se interese por la ecocrítica, Marrero Hen-
propio cuerpo, con excelente acogida en las evaluaciones de ríquez reconoce la importancia de propuestas ecopoéticas
estudiantes. Tras estos cambios, explica el autor, las discu- que rompen con el paradigma económico capitalista o con
siones evidenciaron las diferencias conceptuales y filosóficas la tradicional división en géneros literarios a través de la ex-
a veces insalvables de ambos movimientos, ecofeminismo y perimentación formal multimedia. Al mismo tiempo, seña-
provida, y el grupo no siempre logró evitar fricciones o di- la, la disciplina puede y debe explorar el racionalismo ilus-
lucidar respuestas a preguntas como “¿De qué servía faci- trado y el antropocentrismo en el canon literario en busca
litar-forzar que nazca nueva vida humana si no nos asegu- de “elementos de provecho eco-pedagógicos” (442). Para el
rábamos de garantizar la existencia de un mundo capaz de autor, es esta amplitud teórico-crítica la que permitiría a la
sostener dichas vidas?” (414-415). Sí que fue, sin embargo, filología hispánica conectar con la lectora joven y el estu-
capaz de una exploración colectiva honesta y respetuosa, en diantado. Su contribución incluye ejemplos de lecturas ca-
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Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

