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comunidad; una mayor concientización acerca de las co- re-imagina formas de relacionarse y aprender en comunidad
munidades que habitamos y que hacen posible nuestra for- que se alejan de modelos competitivos y autoritarios de pre-
ma de vivir (Plumwood); y la capacidad de pensar de for- sentar la materia y evaluar a las estudiantes.
ma crítica sobre temas apremiantes. Por ejemplo, ¿qué se Preguntarse por los usos políticos e implicaciones ideo-
entiende por sostenibilidad? ¿Qué tipo de sociedad quere- lógicas de los conceptos importa en este monográfico. Una
mos? ¿Es positivo el crecimiento económico? ¿Cuáles son profusión de términos se emplea en la literatura sobre la
los impactos del turismo o el consumo de ciertos produc- educación y las crisis socioambientales actuales: entre ellos,
tos y comidas en las comunidades? El prefijo eco- enfatiza la educación ambiental o la alfabetización/concientización
relaciones y la multiplicidad de perspectivas, experiencias ambiental (North American Association for Environmental
e intereses que componen cualquier espacio. Implica, por Education [NAAEE] y otras organizaciones inter o no gu-
ejemplo, incluir actividades que fomentan la conciencia de bernamentales), la educación para la sostenibilidad (Ecolo-
estudiantes de formar parte de una comunidad de aprendi- gistas en Acción), la educación para el desarrollo sostenible
ces, o que les permiten considerar cómo los conceptos estu- (UNESCO), y la pedagogía del decrecimiento (Prádanos,
diados en la clase se relacionan con los saberes, experiencias “The Pedagogy of Degrowth”). Esta diversidad de conceptos
y problemáticas de gente que vive y trabaja en sus propias y sus aplicaciones variadas y no siempre coherentes reflejan
comunidades —más allá de la universidad—. los intereses de organizaciones con objetivos muy diversos y
La ecopedagogía, en nuestra acepción, tampoco se refiere con diferentes modos de entender y politizar el medioam-
a una educación para la “sostenibilidad” que acepta acrítica- biente y los procesos capitalistas y consumistas en la actuali-
mente las políticas consensuadas de organizaciones hegemó- dad. Por ejemplo, la educación para el desarrollo sostenible
nicas nacionales e internacionales; al contrario, somete estas viene de un programa impulsado por las Naciones Unidas
políticas a una crítica profunda que se pregunta por las comu- en los años noventa (Leicht et al. 28) y está muy ligada a la
nidades no representadas en estas agendas. Intenta desmante- política hegemónica del desarrollo. Sin embargo, la confe-
lar los binarismos del pensamiento occidental —como, por deración ecologista española Ecologistas en Acción, un gru-
ejemplo, el de hombre/naturaleza—; reconoce los orígenes po muy crítico con la cultura de consumo, emplea el térmi-
coloniales de movimientos conservacionistas y cómo ciertos no “educación para la sostenibilidad”. Es fundamental en
discursos ambientalistas reflejan las perspectivas o sirven a los estos debates aclarar lo que se entiende por “sostenibilidad”
intereses de las clases más acomodadas del norte global; so- —por ejemplo, qué estamos sosteniendo— para distinguir
mete al estudio crítico cualquier artefacto cultural, pregun- la “educación para la sostenibilidad” propugnada por orga-
tándose por las consecuencias metabólicas y sociales de su nizaciones como Ecologistas de otros usos más mainstream
producción o de los discursos que genera. También modela y del mismo término.
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Revist a de al ce s XXI Número 7 , 2025

