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Elinor Ostrom y su equipo han documentado abundantes
ejemplos de gestión exitosa de bienes comunes, refutando la
llamada “tragedia de los comunes” de Garrett Hardin en es-
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tudios cuyas conclusiones van más allá de la esfera económi-
ca: no hay nada de natural e inevitable en el comportamien-
to egoísta de los individuos bajo la economía de mercado
(27). Los comunes son, por tanto, otro frente de resistencia
a la lógica propietaria y mercantil de la acumulación y la ex-
pansión que subyace al modelo de crecimiento.
Apoyándose en estas y otras herramientas críticas y con-
ceptuales, los cursos de español para negocios pueden y de-
ben rediseñarse para denunciar planteamientos como el del
crecimiento económico como fin, que hasta ahora han di-
fundido acríticamente. Con ese propósito, los docentes de la
disciplina deberían desarrollar en teoría y práctica una eco-
pedagogía o educación para la sostenibilidad que les dote
de una hoja de ruta y unas herramientas pedagógicas para
responder al reto que nos ocupa. Erik Assadourian habla
de un concepto clave, la ecoalfabetización, como la adqui-
sición por parte del alumnado de un fundamento sólido en
las ciencias medioambientales —incluyendo la biología, la
química o la física— que permita desarrollar una concien-
cia clara de los límites biofísicos del crecimiento (9). En una
referencia más específica a la disciplina de la economía eco-
4 Hardin establecía el supuesto de un pasto donde cada pastor obtenía el
beneficio del sustento para su rebaño, y afrontaba de manera diferida los
costes del exceso de uso por otros pastores y él mismo. Lo que denomi-
nó la tragedia de los comunes fue que, según sus premisas, estos pastores
tendrían incentivos para aumentar su ganado de forma ilimitada, lo que
resultaría inevitablemente en la destrucción del pasto (1248).
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Revist a de al ce s XXI
lógica, Ivan Vargas Roncancio, Leah Temper et al. propo-
nen un giro de una ontología de la separación a otra de in-
terconexión, de una epistemología de la dominación a otra
de relaciones igualitarias, y de una axiología del desarrollo a
otra de valores plurales para construir mundo y significado
(12). Varios de los principios recurrentes en toda ecopeda-
gogía se articulan precisamente en torno a esos tres frentes
o transiciones: tomar conciencia de la interconexión e in-
terdependencia de lo humano y lo más-que-humano, favo-
recer la creatividad y el pensamiento sistémico con objeto
de hallar soluciones a problemas medioambientales (Mea-
dows 19), ayudar a los estudiantes a conectar con su entor-
no mediante un aprendizaje basado en el lugar y en el me-
dio natural, aprender sobre saberes y prácticas sostenibles
procedentes de culturas no occidentales, y educar desde una
posición de esperanza y comprensión, evitando que la an-
siedad y la negación nos impidan actuar (Weintrobe 46).
El español para negocios permite reflexiones sociolingüís-
ticas sobre la neolengua del capitalismo y cómo esta ha fa-
gocitado términos que ha vaciado de significado, tales como
la noción de libertad, frecuentemente reducida a capacidad
de consumo o elecciones de consumidor (Holborow 23).
La asignatura también se presta, vía estudio del área de re-
cursos humanos y de la desigualdad laboral de género, a
introducir a los estudiantes a conceptos y realidades como
el trabajo de cuidados, reivindicando las reclamaciones del
ecofeminismo de redistribuir, cuantificar y dignificar algo
tan básico para cualquier sistema social y económico como
es el sostenimiento de la vida (Herrero 17; Orozco 38). En
cuanto a aspectos de actividad productiva y sostenibilidad,
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Número 7 , 2025