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Cómo explicar sin repetir, cómo describir sin actualizar (51), la cámara se inclina por marcar las diferencias con esos
la re-escritura de una historia desde una perspectiva moder- Otros emplazando al espectador en la posición privilegiada
na y colonial optando, en cambio, por una gramática deco- del visitante que se dirige al barrio con un billete de ida y vuel-
lonial que incite a “aprender a desaprender para poder así ta, y con la certeza de que le están esperando otras formas de
re-aprender”, como propone Walter Mignolo (Desobedien- vida con las que distraerse de las dudas no verbalizadas sobre
cia 96), es la pregunta a la que Can Tunis no sabe responder la sostenibilidad del ideario moderno, a la vez que opta por
ante la ausencia de un lenguaje que contrarreste el peso de mostrar la facilidad con la que, a través de una mirada que
un relato oficial que se cuenta gracias a esos vacíos narrati- actúa como si fuera una extraña, un viaje hacia ese otro lado
vos y que, acostumbrado a negar la existencia de su legado del Montjuïc y las afueras de Barcelona, al sur de los Pirineos
colonial dentro de sus fronteras, inhabilita cualquier inten- y la costa mediterránea, puede traducirse en otro que se cree
to incluso virtual tanto de advertir su presencia como de realizar, recurriendo ahora a las palabras de Roberto Dainot-
hacer frente a sus consecuencias. ¿Cómo hablar de ellas ante to en “A South with a View. Europe and Its Other” (383),
la invitación implícita y bien aprendida de mantenerse fie- desde el progreso hacia lo subdesarrollado. En este intento
les al silencio impuesto por un olvido pactado que fomenta de detener y revertir el tiempo, un proyecto reiteradamente
la amnesia histórica? ¿Cómo dar nombre y verbalizar las ex- fallido desde el que se tendría que formular un nuevo inicio,
periencias racializadas que se viven dentro de Can Tunis sin o un principio otro, es susceptible de ser interpretado como
utilizar estereotipos y prejuicios, sin establecer comparacio- otro incompleto que todavía puede ser retomado; como uno
nes y similitudes ni divisiones entre ganadores y perdedores, en el que los rastros de una historia marcada por el colonia-
como apunta Achille Mbembe en su texto On the Postcolony lismo y racismo estructural pueden confundirse con los res-
(2001), y sin perpetuar la diferencia colonial contribuyen- tos de un pasado execrable, digno de ser descartado y olvida-
do a la racialización de sus habitantes? O, ¿cómo interpre- do; y en el que, como resultado de esta falta ininterrumpida
tar esos cuerpos heridos y cansados, con sus ritmos vitales de perspectiva histórica, los orígenes de la violencia institu-
trastocados, cuando, a pesar de reconocer que no están ni cionalizada se trastocan con sus consecuencias hasta provo-
tan fuera ni tan lejos, no se está preparado para aceptar que car que esas experiencias, las mismas que dan voz a una me-
la atracción hacia esos tantos Otros nace del miedo a ser moria colectiva, se lean como ejemplos de vidas condenadas
(como) ellos (Bhabha 112)? a la involución y gobernadas por el retraso.
Desorientada entre la reticencia, la obligación y el deseo Huyendo hacia atrás en busca tanto de un refugio como
de imaginar un futuro otro en medio de un lugar como Can de un nuevo inicio en este antes ya imaginado, la mirada
Tunis en el que se pueden medir las inquietudes de la histo- del espectador descubre lo abrupto, lo barbárico, lo primi-
ria, parafraseando a Franco Cassano en Il pensiero meridiano tivo, lo incivilizado y lo degenerado, utilizando la adjeti-
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Revist a de al ce s XXI Número 6 , 2024