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tanto nace de una prohibición de la transgresión que tie-  la elipsis y al plano fijo. Porque, como señala Mongin, no

 ne su raíz en la religión católica. Esa violencia se da, conti-  todas las imágenes violentas son iguales: “están las que son

 núa Kinder, especialmente sobre mujeres, niños y animales   aplastantes, las que duplican la violencia al mostrarla y las


 (137) fruto de una estructura patriarcal como la de la reli-  que intentan reciclarla, convertirla, es decir, frenarla” (114).

 gión católica, que termina configurando la violencia de la   Caníbal presenta una austeridad estética que el propio Ma-

 sociedad española. Los ritos de la religión católica se definen   nuel Martín Cuenca reconocía al declarar su intención de

 por una “violent sensuality, spectacle, theatricality and ex-  “evitar todo costumbrismo y reforzar la impresión de repre-

 cess, so that they could continue to interpellate the faithful   sentación, pero con la máxima desnudez, buscando la esen-


 as members of a mass audience. Within these new conven-  cialidad, sin explicaciones psicologistas, sin música inciden-

 tions, Catholic spectators were encouraged to identify emo-  tal, sin flashbacks…” (12-14). El segundo bloque de análisis

 tionally with the eroticized martyrs” (“sensualidad violenta,   se detiene en los fueras de campo y en las elipsis que tanto

 teatralidad y exceso, para que se pueda continuar interpe-  abundan en la película, siguiendo la teoría de Santiago Fi-


 lando a los fieles como miembros de una masiva audiencia.   llol en su libro Historias de la desaparición, para estudiar el

 Con estas nuevas convenciones se animó a los espectado-  papel de la religión como posible protagonista elíptico.

 res católicos a identificarse con los erotizados mártires”; mi   La estrecha relación entre religión y erotismo, represión y

 trad.; Kinder, 141).   violencia, la teorizó Bataille en su libro El erotismo (1997).


 Siguiendo con Raya y Liberia y su estudio sobre el psi-  En él se sostiene que el territorio de la violencia es en ori-

 co-horror, los asesinos de estas películas normalmente si-  gen dado por la prohibición del espíritu de transgresión.

 guen dos vías, la del estilo realista y la del estilo esteticista   Los aquelarres, mito anti-femenino, responden a la imagi-

 (144). Carlos, el protagonista de Caníbal, encaja en el mo-  nación cristiana en tanto describen el desencadenamiento


 delo de asesino estético porque disfruta del ritual, es un tipo   de pasiones que el cristiano contenía. Es ahí, ya que el sa-

 de asesino “que concibe los crímenes como pequeños actos   crificio mezcla el pecado con la salvación, donde se confun-

 sagrados” (151). Este evidente aspecto religioso del film se   de lo sagrado y lo prohibido, dándose el acceso a lo sagrado

 conforma de manera muy particular en su puesta en escena   en la violencia de una infracción. Como reza la última frase


 y en su montaje. Si la violencia en el cine nacional tiene sus   de la oración más célebre: librarse del mal. Además, incide

 raíces ancestrales en una atávica puesta en escena religiosa,   Bataille, el aquelarre es una manera de perder la individua-

 es importante atender cómo se asume esta en la propuesta   lidad del uno en el otro. Este último, principio constituyen-

 estética de la película. Caníbal es una película que renuncia   te de la religión católica que retrotrae al rito ancestral or-


 a la acción, de interpretaciones sobrias, de ritmo pausado y   giástico. “Comed y bebed todos de él”, axioma católico por

 que le otorga una importancia capital al fuera de campo, a   excelencia. El canibalismo era una forma primitiva de rito,






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