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watching it for months” (“ejercía una fascinación extraor-
dinaria para la república, cuyas tropas habían estado obser-
vándolo durante meses”; mi trad.; 705). Este interés culmi-
nó en un asedio y batalla que dejó al pueblo en escombros.
Además, Belchite fue usado de forma icónica, puesto que
su imagen, como indica Paul Julian Smith, “appeared on
the cover of the Francoist magazine Reconstrucción as ear-
ly as 1940” (“apareció en la portada de la revista franquista
Reconstrucción ya en 1940”; mi trad.; Reseña 4). Median-
te la inclusión de los planos que muestran las huellas de la
reciente guerra civil se contextualizan los hechos desde un
punto de vista histórico. No obstante, también sirven de
apoyo visual a la narración de la voz en off, que describe lo
que acontece a la Princesa Moanna una vez que sale del rei-
no subterráneo: “La princesa olvidó quién era y de dónde
venía. Su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor. Y al correr
de los años, murió”. Este breve relato, que podría resumir
la esencia de lo que implica una guerra, viene acompañado
de una serie de planos que muestran la destrucción —in-
cluyendo una toma de una calavera— que dejó tras de sí la
batalla que aconteció en el lugar. Así, el trayecto al molino
constituye un recorrido que nos traspone del pasado al pre-
sente; del mundo de la fantasía a un fragmento de la histo-
ria de España.
Cuando Ofelia y su madre llegan al molino se presen-
ta una zona que permanece en guerra: hay tiendas de cam-
paña, soldados en formación y barreras formadas por sacos
amontonados. El molino, reconvertido en una zona militar,
va a ser el nuevo hogar de Ofelia. Efectivamente, la primera
escena que tiene lugar en el interior del molino consiste en
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Revist a de al ce s XXI
la planificación de una estrategia militar por parte de Vidal
y sus hombres. El fuego y la lámpara de gas que iluminan
tenuemente la opaca habitación marcarán la pauta ambien-
tal que encontraremos en el interior del edificio. La oscuri-
dad define el molino donde, por un lado, la luz artificial y
titilante proyecta de forma fantasmagórica una realidad te-
nebrosa y, por otro, la luz natural sólo se adentra por medio
de varios ojos de buey, creando halos de luz que propician
un ambiente mágico.
La adaptación de Carmen a la vida en el molino deja en-
trever no sólo su personalidad, sino también su postura ante
la vida, que contrasta con la actitud de Mercedes y de Ofelia.
Durante la primera noche de Carmen y su hija en el moli-
no, la niña se remueve inquieta ante el entorno y los ruidos
desconocidos. Su madre intenta tranquilizarla explicando
que se trata del viento y que vivir en el molino es diferente
a la vida en la urbe: “Las noches de aquí son muy distintas
de la ciudad. Allí se oyen los coches, los tranvías… Aquí las
casas son viejas. Gruñen… ¿A que parece que hablan?”. La
antropomorfización del molino por parte de Carmen viene
seguida de una petición a su hija de que relate un cuento a
su hermano, que se inquieta en su vientre.
Esta actitud de la mujer al principio de su estancia en el
molino resulta significativa, ya que se revela un vestigio de
lo que parece ser una personalidad soñadora. Sin embar-
go, a medida que Carmen pasa más tiempo en el molino,
se esfuerza por desalentar la faceta imaginativa de su hija,
con el fin de evitar la rabia del Capitán. Vidal incluso llega
a reprochar a Carmen que le permita leer cuentos de hadas
—“Eso es por toda esa mierda que tú le permites leer. Mira
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Número 6 , 2024