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A su entender, la premisa implícita a la idea de Tercera España, (n. pág.), hemos visto cómo, ya durante la guerra, sale a re-
según la cual el país se dividía en dos mitades equivalentes, era lucir el término y se reivindica la necesidad de una tercera
“un poco peligrosa, como toda idea que en asuntos históricos vía que permita la opción de rechazar la guerra o la pola-
tienda a simplificar geométricamente las cosas”. El primer moti-
vo de su negativa a adscribirse a la Tercera España, era, pues, de rización. Mi intención no es emplear el término de forma
orden lógico. Hablar de dos Españas enfrentadas, para empezar, conciliadora, ni idealista o heroica, simplemente constatar
supondría automáticamente “la negación de esa Tercera Espa- la complejidad de una realidad histórica que se ve reflejada
ña” a la que aludía Luzuriaga. Según Ortega, España no estaba en obras españolas contemporáneas, como El laberinto del
dividida en dos mitades, sino que constaba de “dos minorías ex- fauno. Por tanto, en mi artículo voy, por un lado, a conju-
tremas que luchan entre sí, y el gran torso de la nación que por gar la conexión entre el espacio surrealista y, por otro, de-
una determinada circunstancia se encuentra más cerca de Fran-
co que de Valencia”. (n. pág.) mostrar que estas diferentes versiones de la tercera España
existen en la película de del Toro, por medio de la creación
de personajes que, de una forma u otra, encarnan la tercera
A pesar de la intención de Giustiniani, no advierto una España: la España real de la que hablaba Madariaga.
condena de la tercera España en las palabras de Ortega sino,
por el contrario, una confirmación de su existencia. Efec-
tivamente, estoy de acuerdo en que dividir el país en dos
mitades no refleja con exactitud la compleja realidad histó- El molino: Un espacio multifacético y símbolo de la ter-
rica española de la época. Es por ello por lo que propongo cera España
el término de tercera España. ¿A qué se debe este empeño Mientras que en obras de ficción que se producen durante la
en cuestionar la existencia de una tercera España? ¿Por qué dictadura la guerra y la posguerra constituyen el trasfondo,
otorgarle un lugar privilegiado en la crítica, incluso en en- a veces implícito, de la historia familiar de los protagonis-
sayos que cuestionan o rechazan su existencia, si realmen- tas, en El laberinto del fauno el enfrentamiento bélico pasa
te no existe? Mientras que Giustiniani apunta al esfuerzo al primer plano, ofreciendo escenas directas del choque en-
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conciliador y a la “visión un tanto idílica” de la Transición tre ambos lados de la contienda, aún durante los años poste-
riores a la guerra civil. En el filme de del Toro la perspectiva
que proporciona el distanciamiento temporal con respecto
2 Además de los textos ya citados, otras obras aluden, de forma implícita al conflicto se hace evidente, demostrando el cambio histó-
o explícita, a la existencia de una tercera España y de unas figuras repre-
sentativas, como, por ejemplo, el libro de Julio Gil Pecharromán titulado rico y político que ha experimentado la España democrática
Niceto Alcalá-Zamora: Un liberal en la encrucijada. Una breve reseña de después de la transición. En la película, un grupo de maquis
Miguel Ángel Villena sobre este libro aparece publicada en El País bajo el ofrece resistencia cinco años después de que la guerra civil
título “La tercera España”, destacando de forma explícita la tesis del libro.
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Revist a de al ce s XXI Número 6 , 2024