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el arte ‘serio’ puede que ofrezca una razón, finalmente, para   versas razones, se opone a la guerra civil o se distancia, física

 la recepción favorable de El laberinto del fauno por parte de   o moralmente, de los dos bandos principales que lucharon

 la audiencia más madura del cine independiente además de   en la guerra civil y que perduraron aún tras el fin de la con-


 los seguidores del cine de fantasía y horror”; mi trad.; 234).   tienda. En este sentido, la dictadura franquista continuó

 Así, el cine de del Toro se caracteriza por una singularidad   exacerbando la escisión de la población, tal y como obser-

 que se debe en parte a una perspectiva única, definida por   va Julián Marías: “En lugar de reconciliación (…) se inició

 una visión híbrida alejada de la vertiente realista. Bajo mi   una represión universal, ilimitada y, lo que es más grave, por

 punto de vista, esta recurrencia de elementos fantasmagóri-  nadie resistida ni discutida” (La España real 770). La exis-


 cos se encuentra vinculada, por una parte, a la existencia de   tencia de la tercera España, por tanto, se extiende más allá

 una “tercera España”, un concepto que explicaré más ade-  de la guerra civil, ofreciendo un terreno intermedio para

 lante y, por otra, a la recurrencia de elementos afines al su-  aquellas personas que no se identifican con la visión dicotó-

 rrealismo. La correspondencia entre la tercera España y los   mica de la guerra y la posguerra que todavía prevalece.


 rasgos surrealistas revela un espacio liminar en estas ficcio-  La expresión “tercera España” ha tenido una variedad de

 nes. Mi artículo, por tanto, difiere de la crítica precedente,   definiciones desde que fue propuesta por Niceto Alcalá-Za-

 ya que en estos estudios previos se interpreta la presencia   mora en un artículo que publicó el 12 de mayo de 1937

 recurrente y fantasmagórica del pasado como una forma de   en la revista parisina L’Ère Nouvelle. El primer presidente


 expresar el efecto traumático de la guerra civil. Mi propósi-  de la Segunda República habla de la tercera España en pa-

 to no es restar validez a esta interpretación, sino argumentar   sado pero aspira a que “pourra renaître”, a la vez que se

 que existen otras implicaciones históricas y estéticas que se   autoidentifica con esta tercera España: “j’ai eu l’honneur

 derivan de la representación de los efectos de la guerra civil.  de représenter cette Espagne démocratique, incompatible


         avec toute dictature rouge ou noire” (“he tenido el honor

         de representar a esta España democrática, incompatible con


 Trasfondo crítico: La tercera España y sus diferentes   toda dictadura roja o negra”; mi trad.; n. pág). Así, los re-

 versiones  presentantes de la tercera España se sitúan en el espacio li-


 A lo largo de mi artículo empleo la noción de la tercera Es-  minar que existe entre las dos posturas polarizadas, inde-

 paña y, ya que este concepto es central a mi argumento, es   pendientemente de si se adscriben a un partido político en


 necesario que presente el trasfondo histórico de sus diversas   particular. El papel de los intelectuales resultó importante

 acepciones y mi empleo del mismo. La tercera España re-  a la hora de configurar la noción de la tercera España, de-

 presenta a un sector de la población española que, por di-  bido a su estatus como figuras públicas. Entre ellos, desta-
         can los que abogan por el fin de la guerra civil. Salvador de






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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