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lo, como Labanyi y Freud lo entienden, comienza a suceder   ta de ver para creer sino de creer para ver. Crea, entonces

 aquí porque no solo hay un deseo de reconocer el objeto de   verá”. La España actual, sugiere este momento, debe enten-

 pérdida, sino también de volverlo visible, de darle un lugar.  der y aceptar que simplemente porque uno no vea las heri-


 Durante la sesión espiritista, la cámara se enfoca más de   das, no significa que no estén. Laura solamente va a poder

 una vez en tomas de metraje mientras el médium y sus co-  encontrar a Simón a través de su creencia en la existencia de

 legas lo graban todo. Estos momentos hacen referencia a   los huérfanos fantasmas, igual que España solamente va a

 la capacidad que tiene la fotografía u otros tipos de docu-  poder sanar con un reconocimiento de las víctimas del fran-

 mentación física del pasado de inmortalizar a los muertos.   quismo y de su historia del siglo XX. El énfasis recurrente


 Cuando por fin Aurora ubica a los huérfanos, se ve una es-  en la fotografía y en el metraje en la transición de Laura,

 pecie de división, al otro lado de la cual están los niños. Es-  que evoluciona de ser un personaje melancólico hasta ser

 tos, retorciéndose de dolor y gritando después de haber sido   capaz de adentrarse en el proceso de duelo, también presa-

 envenenados, están detrás de una puerta. Esta puerta es otra   gia la necesidad de un lugar público, físico, como el museo


 metáfora del sufrimiento inmenso y la muerte en el pasado   de la memoria que Sánchez ha planteado construir en el Va-

 reciente de España: la división tan traumática como latente   lle de los Caídos.

 que sigue existiendo en la nación hasta hoy. Aurora explica   En este momento de la película Laura ya se ha dado cuen-

 la presencia continuada de los huérfanos en la casa: “cuando   ta del trauma que ha reprimido por ser melancólica, parti-


 algo muy terrible ocurre en un lugar a veces queda una hue-  cularmente su represión de la muerte de Tomás. Está con-

 lla, una herida que sirve de nudo entre dos líneas del tiem-  vencida de que su único camino para encontrar a Simón es

 po y es como un eco que se repite una y otra vez esperando   recrear el orfanato para que esté exactamente como era en el

 ser escuchado, o como la marca de un pellizco que pide una   pasado. Ella descubre los nombres de los huérfanos debajo


 caricia de alivio”. Esta huella o herida del pasado de Espa-  de las tarimas de la casa, que se convierten en la primera pis-

 ña (la Guerra Civil, la dictadura, su legado del olvido y la   ta que dejan los huérfanos en esta segunda búsqueda que le

 ideología de la Transición) va a seguir marcando su presente   plantean a Laura. Así, los huérfanos guían a Laura al cober-

 hasta que se produzca un proceso de introyección y recono-  tizo donde anteriormente encontró a Benigna escondida.


 cimiento abierto, y el reconocimiento de dicho trauma ten-  Dentro del cobertizo, Laura encuentra una serie de hornos

 ga lugar. Laura le pregunta desesperadamente a la médium   que entonces intenta abrir desesperadamente. Al hacerlo, la

 qué tiene que hacer después, y Aurora le responde, “usted   primera toma de la cámara tiene la perspectiva desde dentro

 es una madre fuerte, su sufrimiento le da fuerza y le guia-  mirando hacia afuera, donde está Laura; este momento, al


 rá, pero sólo usted sabe hasta dónde es capaz de llegar para   igual que en el caso de las cuevas en las primeras escenas de

 encontrar a su hijo. Usted oye, pero no escucha. No se tra-  El orfanato, representa el pasaje entre la oscuridad y la luz,






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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