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Pero en el caso de una perspectiva voyerista, la sutura es   Mala sutura

 insuficiente. Como los personajes no saben que alguien les   Poco después de la escena inicial de Palmeras en la nieve, la

 espía, no pueden volver la mirada al voyerista. Como conse-  ya mencionada escena de sexo entre Kilian y Bisila, el filme


 cuencia, la audiencia simultáneamente sigue gozando de la   vuelve a las montañas de Huesca, donde la audiencia sor-

 superioridad de su posición (conoce mejor a Kilian y a Bisi-  prende a Clarence, una española de 27 años, en otro acto de

 la de lo que los protagonistas se conocen) y entiende, como   transgresión. Mientras ordena la oficina de su recién falleci-

 han demostrado Oudart y Dayan, que la mirada de la cáma-  do padre, Jacobo (Alain Hernández), encuentra el diario de

 ra trasciende tanto a la audiencia como a los otros personajes   su tío y una foto de Bisila, la otra mitad de la foto que Kilian


 del filme (la película continúa jugando con la “culpa” de la   había dividido en dos. Como resultado de esta intromisión

 audiencia y su “paranoia” relativa a la existencia de un “Otro   voyerista en la intimidad de su tío, Clarence decide viajar a la

 ausente”) (Silverman). Atrapados entre la culpa y el placer, a   excolonia española para averiguar la verdad sobre el pasado

 los espectadores no les queda otra opción que encontrar un   de su familia. A partir de este momento, la película interca-


 mecanismo alternativo de sutura para resolver esta “ausencia”   la escenas que corresponden a la lectura del diario, represen-

 y convertirla en un reconfortante cierre cinematográfico. Tal   tadas mediante una estructura tradicional de flashback, con

 como explica Silverman: “we want suture so badly that we’ll   escenas de la expedición de Clarence a Guinea Ecuatorial y

 take it at any price, even with the fullest knowledge of what   su encuentro con los hijos de Bisila, Iniko (Djédjé Apali) y


 is entails – passive insertion into preexisting discursive posi-  Laha Fernando (Michael Batista), lo cual brinda a la audien-

 tions […]; threatened losses and false recoveries; and subor-  cia dos fuentes de conocimiento claramente distintas: la mi-

 dination to the castrating gaze of a symbolic Other” (“nues-  rada imperial (Kilian) y la mirada del turista (Clarence).

 tro deseo de sutura es tan desesperado que la aceptaremos a   En Looking for the Other, Feminism, Film, and the Impe-


 cualquier precio, incluso cuando sabemos muy bien lo que   rial Gaze, Ann Kaplan define la “mirada imperial” como

 implica: la inserción pasiva a posiciones discursivas preexis-  una estructura de mirada que “fails to understand that, as

 tentes [...]; la amenaza de pérdidas y falsas recuperaciones; y   Edward Said phrases it, non-American peoples have inte-

 la subordinación a la mirada castrante de un Otro simbóli-  gral cultures and lives that work according to their own,


 co”; mi trad.). En el caso particular de Palmeras en la nieve,   albeit different, logic” (“es incapaz de entender, como ha

 parece que la película ofrece a la audiencia dos alternativas:   dicho Edward Said, que los pueblos fuera de Estados Uni-

 la perspectiva retrospectiva del diario personal de Kilian y   dos tienen culturas y vidas completas que siguen su propia,

 la perspectiva de la sobrina del excolono, Clarence (Adriana   aunque diferente, lógica”; mi trad.; 78). Luego compara la


 Ugarte), quien aporta una nueva mirada para contemplar el   mirada imperial con el concepto más amplio de la mirada

 pasado y el presente de Guinea Ecuatorial.  masculina, argumentando que la primera “reflects the as-






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 Revist a  de  al ce s XXI                                            Número  6 , 2024
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