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Otro y por ende rechaza la posibilidad de entablar una “re-
lación de mirada”. Se aplica una lógica parecida en el caso
de la mirada del turista. Tal como han señalado John Urry
y Jonas Larsen en su libro The Tourist Gaze 3.0, la mirada
del turista es intrínsecamente unilateral dado que implica
una intromisión obvia en las vidas ajenas (10). De hecho,
la mirada del turista, forzada y cosificante, no suele ser co-
rrespondida, hasta tal extremo que las personas bajo ob- Figura 8 (1:11:53)
servación frecuentemente construyen trastiendas artificia-
les o lo que Urry y Larsen llaman “tourist spaces” (“espacios
de turista”; mi trad.; 10) para proteger su intimidad contra
intromisiones no deseadas (tradiciones inventadas, objetos
falsificados, atracciones turísticas inauténticas, etc.). Palme-
ras en la nieve representa esta estrategia de manera explíci-
ta cuando Iniko, en un gesto simbólico, cubre los ojos de Figura 9 (1:18:05)
Clarence (Figura 8), diciéndole “No mires tanto, escucha”
(1:11:54), como si el ecuatoguineano intentara proteger su Como la sutura narrativa depende de la mirada imperial
propia cultura de la mirada exotificante de la española y en- de Kilian o la mirada del turista de Clarence, la audiencia
señarle a escuchar. No obstante, es imposible que la encar- sigue insatisfecha, ya que las dos miradas niegan la posi-
nación del estereotipo del turista occidental que es Clarence bilidad de una “relación de mirada” (Kaplan). Así se reve-
con su mochila, camiseta sudorosa, y exclamaciones trilla- la que las dos alternativas al placer culpable del voyerismo
das como “Yo siempre me había imaginado esta tierra con son ineficaces. En su búsqueda de enmascarar la presencia
un sol increíble” (1:06:10) le haga caso a Iniko. En cambio, del “Otro ausente”, tanto la mirada imperial como la mi-
ella convierte al joven en un objeto de estudio (utilizándolo rada del turista llaman la atención a la ausencia incómoda
como fuente de información acerca del país en general y el del Otro. En efecto, cuando la audiencia intenta asociar lo
pasado de su familia en particular), de placer y de exotismo que ha aprendido de su voyerismo a la perspectiva de Kilian
(como en la figura 9, que muestra la pareja durante una es- o la de Clarence, no solamente adquiere mayor conciencia
cena de sexo en la playa que recuerda al estereotipo clásico de los límites de lo que ve (la existencia del “Otro ausente”)
de “mar, sol y sexo”). sino también se da cuenta de que se puede atribuir lo que
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Revist a de al ce s XXI Número 6 , 2024