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ejemplo, son objeto de burla en cintas dirigidas por los di- La isla mínima es un thriller psicológico ambientado en
rectores de más éxito comercial durante el tardofranquismo. la España de 1980 con las marismas del Guadalquivir como
El cine de género, por su parte, no tiene mucho prota- escenario de la desaparición de Estrella y Carmen, dos jóve-
gonismo durante la transición, aunque, si tomamos ese año nes que en el trascurso de la película aparecerán brutalmen-
Maastricht de 1993 como fecha de límite transicional, es pre- te asesinadas. Tres años antes de este doble asesinato, otra
cisamente un thriller, Días contados (Uribe 1994), una de las joven del pueblo marismeño, Adela, muere en circunstan-
primeras películas que regresa a la transición como escenario. cias similares. La investigación de los crímenes está a cargo
Y lo hace con el trasfondo de la violencia política que no tuvo de una pareja de detectives llegados de Madrid, Pedro Sua-
mucha presencia con anterioridad. Lo hace también ganán- rez (Raúl Arévalo) y Juan Robles (Javier Gutiérrez), encar-
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dose cierto reconocimiento institucional al ser el primer thri- nación del ejercicio de contraste de personalidades típico en
ller que obtiene el premio Goya a la mejor película española. el género del thriller policial. Las tensiones entre los inves-
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La academia de cine española bendice así el cine de género tigadores en este caso no obedecen sólo a diferencias en sus
como vehículo de representación nacional, si bien el compo- métodos de trabajo, sino a sus respectivos posicionamien-
nente social o político pueda ser sospechoso de tener poco tos frente al, en teoría, recién desmantelado régimen fran-
peso en el conjunto, de ser solo decorado dramático o suple- quista. Pedro ha criticado públicamente la dictadura. Juan
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mento sensacionalista. Ese parece ser el papel del terrorismo tiene un pasado turbio que, como se revelará hacía el final
de ETA en la película de Uribe, basada en la novela homóni- del filme, incluye su participación en la muerte de una jo-
ma de Juan Madrid en la que el protagonista era un fotógrafo ven manifestante en 1971. Ese crimen político queda sin
y no un etarra. Es otra producción de género, con más éxito castigo, como quedarán también los homicidios de las jóve-
de crítica y público si cabe, la que vuelve a la transición para
usarla como mucho más que contexto dramático.
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9 En 1980, recién aprobada la constitución española de 1978 y tras las
elecciones generales de 1979, el primer gobierno de la democracia está
6 Alguna que otra película recogerá momentos puntuales de esos años encabezado por Adolfo Suárez, político salido de la clase política fran-
cruciales en el paso de la dictadura a la monarquía parlamentaria como quista. Su partido, la Unión de Centro Democrático, es una coalición
es el caso de Terroristas (Gonzalo 1986), sobre los GRAPO o más tarde de fuerzas que incluye otros políticos conservadores activos durante la
23-F: la película (de la Peña 2011). dictadura. Si bien la infame Ley Orgánica del Estado deja de tener vi-
7 Existe un thriller clásico español cuya historia y características no tiene gencia en 1977 con el éxito del referéndum sobre el Proyecto de Ley
mucha conexión con este “nuevo thriller español” (véase Rodríguez Or- para la Reforma Política, la sensación de que el franquismo seguía activo
tega y también Benet). políticamente era generalizada. De hecho, algo tan concreto y de tanta
incidencia en la vida nacional como es el código penal, a pesar de sus di-
8 Entre otros premios y distinciones, la película gana diez Goyas y supera los ferentes reformas durante los años 1980, no se puede llamar “de la de-
dos millones de espectadores en todo el mundo (véase “Audiovisual 451”). mocracia” hasta 1995.
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Revist a de al ce s XXI Número 6 , 2024