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cada de los setenta se define en el escenario español de un
cambio político, como ya se ha dicho, de un régimen dicta-
torial que invierte en una alta costura, así reflejando tanto
su deseo de visibilizar sus logros desarrollistas como de in-
fundir una ideología de conformismo y respetabilidad. Los
nombres de modistos como Pedro Rodríguez, Manuel Per-
tegaz y Asunción Bastida adquieren calidad de agentes que
operan como intermediarios en la escena internacional de
una cultura española como concepto histórico y estético.
La consiguiente etapa de democracia surgida en la estela del
desarrollismo se explica en la aparición de una nueva gene-
ración de diseñadores y comerciantes enfrentados al reto de
satisfacer, y aprovechar, se puede decir, las nuevas expectati-
vas de liberación poco antes iniciadas por grupos identifica-
dos con la subcultura: nuevas formas de encauzar lo afecti-
vo. De nuevo una plétora de nombres y marcas conocidas,
más amplia que la que define el anterior periodo, enfatiza el
crecimiento del contexto nacional de moda, su alcance a un
mayor número de población con ansias y posibilidades de
participar en el fenómeno. Al final del recorrido, los auto-
res de la introducción abordan la difusión internacional de
la moda creada por españoles y la expansión a gran escala de
ciertas firmas, tomando una valoración ambivalente sobre
los efectos de dicha proyección para la continuidad creativa
independiente.
Hacen bien Fernández de Alba y Garcés en asentar la im-
portancia de los procesos de industrialización que crean un
estado burgués de consumo y un sentido de nostalgia fren-
te a lo cosmopolita y de vanguardia. Es en ese tiempo cuan-
do emergen los primeros análisis y debates sociológicos en
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relación con la moda, y por tanto un periodo riquísimo en
posibilidades de estudio, que queda ausente en la parte del
volumen que ocupan los artículos. Estos son ocho, colo-
cados en cuatro capítulos, lo que no hace un número muy
extenso, y corrobora la premisa de una meta de representar
más que de abarcar. De otro modo, la selección ofrece una
visión sugerente y equilibrada de las posibilidades del mo-
delo de análisis y de aquellos ámbitos, todos ellos de la cul-
tura visual, en el que pueden ser aplicados. No quedan re-
presentados ni el teatro ni la televisión.
Los huecos, comprensibles en cualquier colección de en-
sayos creados a partir de una oferta más o menos espontá-
nea, se diluyen en una ordenación que no tiene en cuenta
los diferentes medios y que esquivan igualmente lo cronoló-
gico, aunque en los trabajos se identifique hasta cierto pun-
to la sucesión de demarcaciones históricas que encadena el
siglo veinte a partir de la Segunda República. Identifican los
periodos políticos el díptico que compone el segundo capí-
tulo: “Women, Fashion, and the Spanish Civil War: From
the Fashion Parade to the Victory Parade” a cargo de Ka-
thleen Vernon, y “From Market to Feminism: Fashion Pho-
tography during the Franco Dictatorship”, que firma Olga
Sendra Ferrer. Vernon pone en evidencia el rol movilizador
de la apariencia militarizada de las mujeres en ambos la-
dos de la contienda, la icónica miliciana y la representante
de Falange, fruto de los conceptos de nueva mujer moder-
na surgidos en la República y que habría luego que gestio-
nar, en el cine por ejemplo, de cara a la ansiedad produci-
da por el modelo y la forma en que hace difuso el binomio
de género. Sendra Ferrer por su lado recorre la fotografía de
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Número 5 , 2021-2023