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sus “zonas ajardinadas … piscinas” y respeto por el medio altura, experiencia, “locuacidad, romanticismo y vocación
ambiente. Orgulloso por todo lo que La Atalaya represen- de servicio” de Enrique, que lo situarían del lado del hidal-
ta, Enrique comenta que esta urbanización es “un paraíso”, go castellano. Con respecto a Antonio comenta que este es
“una comunidad … idílica”, en definitiva, un mundo muy “más bajo, simple sin ser ignorante y pragmático en mate-
contrario al representado por Montepinar. ria económica (como lo hubiera sido un Sancho Panza tra-
No queriendo ejecutar el robo contra “esa pobre gente ficante de esclavos)”. Añade, sin embargo, y haciéndose eco
que [les] ha recibido con los brazos abiertos”, Enrique aca- de Antonio, que el Recio “también tiene un toque quijos-
ba —como siempre— sucumbiendo a la insistencia de An- tesco” al encarnar los rasgos “más polémicos del enajenado
tonio y embrollándose en otra desquiciada aventura en la manchego” tales como “la cólera y la falta de razón en los
que tiene que dejar a un lado sus más preciados principios momentos críticos” y el manejo de las “armas para impartir
éticos. En su regreso victorioso a Montepinar tras el robo de justicia a su manera”. Comenta, también, el deseo de he-
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la antena, Antonio comenta con orgullo que “son héroes… roicidad de Antonio que hace que, al igual que ocurría con
que han arriesgado sus vidas por la comunidad” —pala- don Quijote, este también encuentre coherencia y justicia
bras que en mucho recuerdan a las que el Quijote le refería en actos que rozan la locura y ve en Roque a “un compañero
a Sancho al final de muchas de sus hazañas—, que los veci- más apropiadamente sanchesco, simple e inocente”. Estoy
nos “[l]e aclamarán” y que igual, incluso, le “hacen un bus- de acuerdo con Rodríguez Mansilla en que el dúo Enrique
to conmemorativo para el portal”. Los deseos de heroicidad y Antonio mucho tiene de quijotesco —si bien cada uno
quijotesca de Antonio se materializan acto seguido cuando representa aspectos totalmente opuestos del caballero man-
Coque, por medio de una incontrolable risa, interrumpe la chego— y coincido en que en Roque resuenan los ecos del
conversación entre Antonio y Enrique diciendo que “pare- entrañable Sancho Panza pues, aparte de erigirse como fiel
cen don Quijote y Sancho Panza”. Antonio mira a Enrique compañero de sus señores, él, al igual que Sancho, también
y se apresura a decir que Sancho Panza es Enrique mien- nos sorprende en las situaciones más disparatadas siendo la
tras le quita la antena (lanza) y el pararrayos (escudo) para, voz de la razón y de la cordura.
al igual que lo hiciera cuatro siglos antes el famoso hidalgo En esta misma línea, Laura Caballero afirma que “Anto-
cervantino, armarse caballero. nio Recio es un Quijote de nuestro tiempo” (La que se ave-
Esta breve escena ha sido informalmente comentada por
el especialista en literatura del Siglo de Oro Rodríguez Man-
silla. El crítico alude a las semejanzas entre la apariencia físi- 7 En su intento por impartir justicia en una manera quijotesca, Anto-
ca y mental de Enrique y Antonio y la de los protagonistas nio funda los payasos justicieros cuyo lema es “azote de los corruptos y
héroes del pueblo”. Este grupo merecería un estudio completo que, por
cervantinos según “la iconografía tradicional”. Destaca la cuestiones de espacio, no abordaré en este ensayo.
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023