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El embarazo psicológico padecido por la “reina del desta- Algo similar ocurre con la mayoría de los personajes de Mon-
pe” no hace más que reforzar la fe ciega que el personaje tie- tepinar quienes, como el caballero manchego, aceptan el ridí-
ne en creer lo que quiere ser. Obsesionada con convertirse culo en lo que se ha convertido sus vidas y —transformados
en madre a su edad, Estela acaba sufriendo un embarazo psi- en hazmerreír de la sociedad española extradiegética— con-
cológico. Reiterándose en su diagnóstico de menopausia, el siguen erigirse como héroes entre aquellos televidentes que
doctor les comenta a Javi y Lola que Estela sufre un embara- logran entender la afilada crítica que subyace en cada uno de
zo psicológico, que si bien es típico entre los animales, es algo ellos.
raro en humanos “salvo en gente con algún tipo de desorden Tal vez sea Antonio Recio —Quijote en su más pasional y
mental” y les recomienda que la vea un psicólogo. La joven desequilibrada búsqueda del heroísmo— el que, a pesar de lo
pareja acude a Judith, quien, tras reírse por lo disparatado del controvertido de su personaje, más se haya ganado el afecto
asunto, comenta que “este tipo de desorden responde a un de los espectadores. Profundicemos en su personaje a partir
deseo desmedido de ser madre o a un trauma o trastorno so- de la yuxtaposición entre la utópica convivencia en La Ata-
matomorfo”. Les aconseja no decirle nada a Estela ya que la laya y la siempre disfuncional vida en Montepinar. Reminis-
mujer “está manifestando con síntomas orgánicos algún tipo cente del discurso retórico proferido por don Quijote delan-
de emoción oculta”. Del mismo modo en que Estela ha crea- te de los cabreros en el que contraponía la “utopía” de la edad
do en su mente ese embarazo, también el Quijote creó en de oro, con la “realidad injusta del presente” que es la edad de
su mente su identidad como caballero andante. El embara- hierro (Albaladejo 271), Enrique —como lo hiciera Quijote
zo psicológico de la reina del destape —personaje quijotesco con Sancho y los cabreros— intenta hacerles ver a Antonio y
donde los haya— no resulta arbitrario en este capítulo en el Coque que otra forma de convivencia vecinal, similar a la de
que la presencia de los héroes cervantinos se hace explícita, La Atalaya y basada en el respeto mutuo, la justicia, la defensa
sino que transfiere a la ficción televisiva la contraposición en- del medio ambiente y la solidaridad, es también posible. En-
tre la “verdad ‘sabida’” frente a la “verdad ‘querida’” que tanto rique encarna aquí el lado más humanista del Quijote pues,
caracterizó al héroe cervantino (González Vicen 207) y que al igual que ese luchaba por regresar a la utopía de la edad de
se erige también como la base de la mentira sobre la que se oro, este envidia la “comunidad idílica, con morosidad cero
levanta el mundo de las falsas apariencias que es el Mirador y … ambiente familiar” que es La Atalaya. A Antonio, por el
de Montepinar y, por extensión, la sociedad en crisis que es contrario, solo le preocupa acceder a la antena para robarla
la nación española. “Solo la fe absoluta … hace que algo sea y erigirse, así, como héroe entre sus vecinos y para Coque lo
verdad” —comenta Felipe González Vicen— y fueron la des- importante es hartarse de los dulces con los que la pareja de
esperación y ridiculez de don Quijote resultantes de la fe de vecinos que los acoge en su casa les obsequia. Las resonancias
creer en su ficción lo que lo convirtieron en “héroe” (209). quijotescas van más allá de la yuxtaposición entre la utopía y
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023