Page 497 - Revista5
P. 497

El embarazo psicológico padecido por la “reina del desta-  Algo similar ocurre con la mayoría de los personajes de Mon-

 pe” no hace más que reforzar la fe ciega que el personaje tie-  tepinar quienes, como el caballero manchego, aceptan el ridí-

 ne en creer lo que quiere ser. Obsesionada con convertirse   culo en lo que se ha convertido sus vidas y —transformados


 en madre a su edad, Estela acaba sufriendo un embarazo psi-  en hazmerreír de la sociedad española extradiegética— con-

 cológico. Reiterándose en su diagnóstico de menopausia, el   siguen erigirse como héroes entre aquellos televidentes que

 doctor les comenta a Javi y Lola que Estela sufre un embara-  logran entender la afilada crítica que subyace en cada uno de

 zo psicológico, que si bien es típico entre los animales, es algo   ellos.

 raro en humanos “salvo en gente con algún tipo de desorden   Tal vez sea Antonio Recio —Quijote en su más pasional y


 mental” y les recomienda que la vea un psicólogo. La joven   desequilibrada búsqueda del heroísmo— el que, a pesar de lo

 pareja acude a Judith, quien, tras reírse por lo disparatado del   controvertido de su personaje, más se haya ganado el afecto

 asunto, comenta que “este tipo de desorden responde a un   de los espectadores. Profundicemos en su personaje a partir

 deseo desmedido de ser madre o a un trauma o trastorno so-  de la yuxtaposición entre la utópica convivencia en La Ata-


 matomorfo”. Les aconseja no decirle nada a Estela ya que la   laya y la siempre disfuncional vida en Montepinar. Reminis-

 mujer “está manifestando con síntomas orgánicos algún tipo   cente del discurso retórico proferido por don Quijote delan-

 de emoción oculta”. Del mismo modo en que Estela ha crea-  te de los cabreros en el que contraponía la “utopía” de la edad

 do en su mente ese embarazo, también el Quijote creó en   de oro, con la “realidad injusta del presente” que es la edad de


 su mente su identidad como caballero andante. El embara-  hierro (Albaladejo 271), Enrique —como lo hiciera Quijote

 zo psicológico de la reina del destape —personaje quijotesco   con Sancho y los cabreros— intenta hacerles ver a Antonio y

 donde los haya— no resulta arbitrario en este capítulo en el   Coque que otra forma de convivencia vecinal, similar a la de

 que la presencia de los héroes cervantinos se hace explícita,   La Atalaya y basada en el respeto mutuo, la justicia, la defensa


 sino que transfiere a la ficción televisiva la contraposición en-  del medio ambiente y la solidaridad, es también posible. En-

 tre la “verdad ‘sabida’” frente a la “verdad ‘querida’” que tanto   rique encarna aquí el lado más humanista del Quijote pues,

 caracterizó al héroe cervantino (González Vicen 207) y que   al igual que ese luchaba por regresar a la utopía de la edad de

 se erige también como la base de la mentira sobre la que se   oro, este envidia la “comunidad idílica, con morosidad cero


 levanta el mundo de las falsas apariencias que es el Mirador   y … ambiente familiar” que es La Atalaya. A Antonio, por el

 de Montepinar y, por extensión, la sociedad en crisis que es   contrario, solo le preocupa acceder a la antena para robarla

 la nación española. “Solo la fe absoluta … hace que algo sea   y erigirse, así, como héroe entre sus vecinos y para Coque lo

 verdad” —comenta Felipe González Vicen— y fueron la des-  importante es hartarse de los dulces con los que la pareja de


 esperación y ridiculez de don Quijote resultantes de la fe de   vecinos que los acoge en su casa les obsequia. Las resonancias

 creer en su ficción lo que lo convirtieron en “héroe” (209).   quijotescas van más allá de la yuxtaposición entre la utopía y






 496                                                                                                          497
 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
   492   493   494   495   496   497   498   499   500   501   502