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ces, mucosas, heridas, sangre, orina—. También te convier-  zo, la pasividad, la ausencia y el silencio”; 124), la protago-

 tes en una oreja gigante cuando hay broncas, que siempre   nista Silvia observa los cuidados de toda una vida de su ma-

 las hay cuando hay cuidadores y cuidados” (35). Silvia nota   dre y la manera de que su madre paulatinamente “se libra


 “el cambio de relación entre mis padres, que van pasando   de su rol de cuidadora” (85). Es decir, la madre de Silvia ya

 a ser cuidadora y cuidado” (47), al mismo tiempo que em-  no quiere ser la típica abuela que pasa su tercera edad mi-

 pieza a romper con el binarismo tradicional de mujer/tie-  mando a sus nietas/os/xs y, así, Silvia parece admirar la vo-

 rra versus hombre/pensamiento. Narra Silvia: “La enferme-  luntad de su madre al mismo tiempo que se pregunta si al-

 dad había bajado a mi padre progresivamente del cielo de la   guien podrá ayudarla si decide tener un bebé como mujer


 abstracción masculina, convirtiéndolo por primera vez en   profesional con escasos recursos económicos. De hecho, en

 cuerpo. Un cuerpo que había que cuidar, como seguimos   un artículo de El País sobre el fenómeno de la maternidad

 haciendo ahora” (47). Aquí Nanclares indaga en la cuestión   tardía en España, se dice que “más del 30% de todas las ma-

 tan importante planteada por las llamadas “feministas fran-  dres encuestadas explican que pospusieron sus embarazos


 cesas” de los años 70 (Hélène Cixous, Luce Irigaray o Ju-  por motivos laborales, de conciliación o económicos. […]

 lia Kristeva en New French Feminisms) —cómo considera-  ‘La parte negativa siempre recae en la mujer’” (“La España

 mos a la mujer de carne y hueso y cómo “escribimos” a esta   de la maternidad tardía” sin paginación). Diana López Va-

 mujer—. La necesidad de “escribir a la mujer” se refleja en   rela comenta lo mismo en una entrevista: “Se retrasa la ma-


 la política de la época de los 70 y hoy en día. De hecho, en   ternidad, porque la maternidad se penaliza en el mercado

 una entrevista de febrero de 2021, Silvia Federici declara:   laboral” (Bernal-Triviño).  En un momento, Silvia dialoga
                                                      10
 “You cannot make good policy if the single largest sector of   consigo misma, usando la voz de su madre, sobre un artí-

 your nation’s economy is not visible” (“No se puede lograr   culo que acaba de leer que trata la maternidad tardía, recu-


 la adecuada elaboración de políticas si el sector más grande   rriendo plenamente a una retórica política de indignación:

 de la economía de su nación no es visible”; Entrevista con

 Jordan Kisner en The New York Times). Entonces, a través   -Es que a vuestra generación se os ha ido un poco lo de ir deján-

 de su novela, Nanclares anticipa la mayor visibilidad políti-  dolo, hija…. Doy rienda suelta a mi indignación.


 ca de los cuidados, sobre todo, en el contexto de la pande-

 mia.           -¿Nadie va a contar que el síndrome del aplazamiento es una ten-

 Mientras Halberstam pretende establecer una ruptura   dencia demográfica? Sobre todo en el sur de Europa, donde no

 entre madre e hija para que la hija pueda salir de “a femi-


 nism grounded in negation, refusal, passivity, absence, and   10  Véase “How Women Are Getting Squeezed by the Pandemic” de Fran-
         cesca Donner para un análisis de la crisis de los cuidados en la época del
 silence” (“un feminismo basado en la abnegación, el recha-  coronavirus.






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 Revist a  de  al ce s XXI                              Número  5 , 2021-2023
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