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hay casas asequibles ni hay trabajo y la falta de políticas públi- nuncia estos efectos de la segunda ola frente al neoliberalis-
cas lo único que hace es echarte a los brazos de tu propia familia. mo, criticando la nueva norma del capitalismo neoliberal
¿Y sabes lo que dice un sociólogo italiano sobre Italia y España? “desorganizado” que establece la necesidad de un hogar de
“Donde hay mucha familia, hay pocos bebés” (154).
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dos salarios: “Never mind that the reality which underlies
the new ideal is depressed wage levels, decreased job securi-
Parece que más mujeres están poniendo en cuestión el ty, declining living standards, a steep rise in the number of
“hacerlo todo” y/o la imposibilidad de “lograrlo todo” sin hours worked for wages per household, exacerbation of the
un sistema económico que reconoce las necesidades labo- double shift—now often a triple or quadruple shift—and
rales, sociales y políticas de una sociedad que ha contado a rise in female-headed households” (“Y, claro, la realidad
por demasiados siglos con el trabajo gratuito llevado a cabo subyacente son niveles de salario deprimidos, la seguridad
bajo el nombre de la familia y en términos afectivos. laboral disminuida, niveles de vida en declive, un aumen-
Esta relación afectiva y conflictiva entre Silvia y su ma- to dramático en el número de horas trabajadas por salarios
dre se profundiza con el cuidado compartido del esposo/
padre y hace que cada una de las mujeres establezca límites
y prioridades que prescinden de un entorno neoliberal que dos: “El primero de ellos se refiere a la centralidad que cobran el traba-
no sabe valorar la labor de los cuidados. Viven las múltiples jo afectivo y la comunicación en el terreno productivo, reformulando
ironías y contradicciones entre el feminismo de la llamada la división clásica entre la esfera de lo privado y la esfera de lo público.
El segundo está relacionado con la crisis de los cuidados; cómo la cues-
segunda ola (en términos puramente occidentales) y la ma- tión de quién y en qué condiciones se hará cargo de las tareas cotidianas
nera en la que ha apoyado el hípercapitalismo y las institu- para el mantenimiento de la vida ha quedado en suspenso, una vez que
ciones neoliberales. La madre “se libró” al tener que trabajar la tendencia abierta por el movimiento feminista ha permitido que mu-
chas mujeres accedan al mercado laboral y cuestionen la obligatoriedad
dentro y fuera del hogar, mientras la hija “se libró” al experi- del trabajo en el hogar. En esta fuga se ha evidenciado que no existe mo-
mentar un panorama de opciones mucho más amplio. Al fi- delo alternativo para la cobertura del cuidado más allá de la opción pri-
nal, la madre ha trabajado el doble o el triple que su pareja, vada, y que las iniciativas públicas son insuficientes. El tercer fenómeno
y la hija se ha quedado con un trabajo que no paga mucho, señala la importancia que adquieren las relaciones entre migración, cui-
dados y género; y muestra cómo el problema en torno al cuidado no ha
una crisis hipotecaria y un gobierno que apoya cada vez me- desaparecido sino que se ha globalizado, produciendo una división ét-
nos el cuidado de los menores y de los mayores. Fraser de- nica del trabajo que se articula con la construcción de la ciudadanía (se
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hacen cargo de los cuidados ciudadanos de segunda categoría o quienes
directamente han sido expulsadas de la misma), creando las condiciones
11 Véase el artículo de María Sosa Troya para un análisis del fenómeno de de una nueva esclavitud en el siglo XXI. […] En esta tensión, los cui-
la maternidad tardía en la España actual. dados remarcan la contradicción esencial entre una lógica del beneficio
impulsada por el capitalismo y una lógica basada en criterios de respeto
12 Silvia Gil resume los principales asuntos relacionados con los cuida- y mantenimiento de la vida” (280-281).
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023