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una experiencia desvinculada, en cierta medida, a su cuerpo. (95), un estado que parece relacionado con la desconexión
Sin embargo, el cuerpo, la genética y el sexo no desaparecen que siente con su pareja. En muchos sentidos, estas palabras
ni se desvinculan de la experiencia de la maternidad de es- pueden mostrar el sentimiento de cualquier persona que no
tas dos mujeres. En el primer caso, Permafrost adopta a las disfruta de haber tenido hijos. Una constante y completa
hijas de su hermana, compartiendo, como he mencionado alienación que no se expresa, mucho menos literariamente.
antes, carga genética con ellas y, en la segunda novela, Boul- Boulder y Samsa alternan lo que han sido tradicionalmente
der participa en el proceso de fecundación de la pareja po- roles masculinos y femeninos, poniendo en evidencia que
niendo el cuerpo, ya como ‘acompañante’ al ir con Samsa a los roles no son fijos. Boulder es en algunos sentidos una
todas las citas médicas, ya en un rol más activo al ser quien mujer en una posición que tradicionalmente han adoptado
le pone las inyecciones de hormonas diarias. De tal modo, las mujeres respecto a sus parejas: sigue a Samsa y apoya su
el cuerpo está presente en el proceso de convertirse en ma- carrera meteórica. A su vez, convierte en objeto a las muje-
dre, igual que el sexo queda también vinculado a la mater- res, especialmente aquellas mujeres exóticas y europeas (di-
nidad en los dos casos. fícil no ver esta presencia en la obra de Baltasar que ha sido
Si bien, como comenta Carla Bossi, siguiendo el traba- una constante en el cine y literatura españoles). Asimismo,
jo de Enrique Campillo, “la fertilización in vitro está revo- Boulder encuentra, como estrategias para evadirse de la rea-
lucionando la biología de la reproducción al desvincular el lidad familiar insatisfactoria, la conversación con un amigo
sexo de la procreación” (4) o, de una manera similar, Susana hombre, Ragnar, así como la taberna y el alcohol. Boulder
Cañete señala que “gracias a los avances sociales y tecnoló- es capaz de rozar, especialmente después de ser madre, el es-
gicos es que están desligadas. Ya no hace falta mancharse de tereotipo del padre ausente y hombre frustrado con la vida
semen para quedarse embarazada ni penetrar a alguien para familiar de la que se ha visto desplazado tras el nacimiento
ayudarle a concebir” (56), esta disociación entre sexo y ma- de la primera criatura, por el deseo de la esposa de ser ma-
ternidad no es en realidad tan sencilla. En el caso de Boulder, dre. Esta figura ausente conecta directamente con el padre
vemos un cambio importante en la sexualidad de las prota- de Permafrost, un personaje presente por su silencio y por
gonistas con la llegada de la maternidad: se termina el sexo. seguir la voluntad de la madre.
“Ya no follamos” (67). Una vez nace su hija, Boulder es un Por el contrario, para Samsa, la maternidad es un eje de
perro faldero (un quiso, en el original en catalán), una “exi- felicidad, un placer vital visto como exagerado y con tintes
liada” (93), se siente “utilizada e incomunicada” (95); so- sadomasoquistas desde la perspectiva de Boulder. Samsa re-
bre lo que concluye, “no me gusto y no me gusta esta vida” presenta en varios sentidos el extremo de la maternidad to-
talizante, intensiva, pero también vivida en su plenitud cor-
por el que no he incluido Mamut en mi análisis. poral y sensual, a pesar de que implica un distanciamiento
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Revist a de al ce s XXI Número 5 , 2021-2023