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devaluar a la mujer de múltiples maneras. Debido a la letra curre a las disculpas ni a la sumisión sino que se apropia del
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y, como veremos, al momento de transición que generó, la término “puta” y lo hace sin vergüenza. Aunque esta rea-
canción fue epítome, en mi punto de vista, de las prácti- propiación pueda interpretarse como un llamado a la agen-
cas de denigración y subordinación que se fueron materiali- cia, su ejecución es problemática. En primer lugar, la mujer
zando desde los inicios del reguetón. El éxito de la canción no cuestiona el doble criterio ni el uso moralmente ambi-
(y del disco) en el mundo underground del reguetón y la guo del término y, como no hay manera de comprobar si
subsiguiente reprobación de la opinión pública determina- esta mujer es en realidad una trabajadora sexual (y aunque
rían el camino que la estética lírica del reguetón tomaría y lo fuera), no se hace referencia a la flexibilidad atribuida a
las letras más limpias que seguirían. No obstante, “La puta” los hombres cuando se trata de la auto-definición sexual.
se volvió la canción más explícita y descarada sobre las di- Segundo, en otro contexto, un acto de reapropiación de la
námicas de género hasta ese momento. Lo que llamaba la palabra podría resultar en la emancipación social, la libera-
atención de la canción era el despliegue rampante de acti- ción de convenciones sociales; sin embargo, no se observa
tudes chovinistas: el nivel de desprecio, la crueldad y la vio- ningún indicio de resignificación en este caso. Existe, cla-
lencia implicada en el juicio y la anulación de la identidad ramente, un sentido de posesión cuando estas transaccio-
de la mujer. También contenía algo más pernicioso aún: la nes semánticas ocurren en otros contextos; no obstante, en
normalización pública de esta violencia y conducta, reve- esta canción, a medida que la mujer se apropia del término
lando así la internalización del estatus social de una mujer no se da ningún cambio semántico con esa apropiación. En
en específico, y promoviendo la expresión discriminatoria cuanto al discurso, la palabra sigue teniendo la misma carga
de género. negativa y transmite un mensaje igualmente denigrante. Se
En lo que sigue de canción la mujer le responde a su pa- podría argumentar incluso que el tono de la mujer refuerza
reja usando el mismo tono crudo. En su respuesta, no re- la percepción social adversa arraigada en el término. Como
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resultado, el empoderamiento sociopolítico que podría sur-
gir de esta reapropiación fracasa notablemente.
7 La letra dice: “Puta, maricona / ¿Dónde estás metida coño? / Puta,
puta, puta, puta / Llego a la casa / Nunca estás ahí / Yo no se pa’ que me Reducir la conducta e identidad masculina a un conjunto
casé contigo sabiendo que eres una puta / Vendiendo la chocha en toas de prácticas y posiciones discursivas fijas es un ejercicio de-
las esquinas que puedes / Vas a vender la chocha a la 42 … / No te pue- batible. Ahora bien, hay un aspecto intrigante de la respues-
do dejar un minuto / Siempre estás en la esquina, puta / Me traías dine-
ro pa pagar la renta / cochina, cochina / Tienes la crica esa infectada ya ta del mercado a letristas masculinos de reguetón para el
de tantos microbios / Fuckin’ puta esta cojones / No la puedo dejar un
minuto porque siempre esta en la esquina, puta” (sic)
8 “¿A quién carajo tú le dices puta so pendejo? / Soy una puta, ¿y qué ca- me ves en la 42 dando crica que pasó canto’e cabrón, ¿ah? / Mámame la
rajo pasó? Mira tú huevón, el de la pista / Dale canto’e cabrón … / Y si chocha” (sic).
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Revist a de alces XXI Número 4 , 2019-2020