Page 95 - Revista3
P. 95

la normalización de la socialdemocracia que tuvo lugar en   Koolhaas, uno de los arquitectos y urbanistas que más ha

 las Olimpiadas del ‘92, el alcalde de Barcelona Pasqual Ma-  contribuido con sus edificios a la producción del city bran-

 ragall convocaba la memoria republicana del presidente de   ding (marca ciudad) global, analiza la arquitectura posmo-

 la Generalitat Lluis Companys y la memoria obrera de la   derna como un espacio basura que se sostiene en un modelo

 Olimpiada Popular de 1936 en su discurso de inaugura-  económico que parece desvanecerse en el aire  junto a las
                                                                                          15
 ción, al tiempo que contribuía a la destrucción de parte del   construcciones que es capaz de erigir. Koolhaas define en

 tejido urbano vinculado a esa misma memoria ciudadana:   estos términos el retorno estético de las formas de la mo-


         dernidad al servicio de la espectacularización de un espacio

 Senyors, ciutadants del mon: fa cinquanta-sis anys s’ha-  urbano diseñado por las exigencias del corpotainment (mez-

 via de fer una Olimpiada Popular en aquest estadi de   cla de corporate y entertainment, entretenimiento y corpora-

 Montjuic. El nom del president d’aquesta Olimpiada   tivo) global:
 Popular és gravat alla dalt, a l’antiga Porta de la Marató.

 Es deia Lluis Companys i era el president de la Genera-
 litat de Catalunya. (Citado en Illas 24)  El “espacio basura” es su apoteosis, o su derretimien-
                            to… Aunque cada una de sus partes es fruto de brillan-

                            tes inventos —lúcidamente planeados por la inteligen-
 Señores, ciudadanos del mundo: hace cincuenta y seis   cia y potenciados por el cómputo infinito—, su suma

 años se tenía que hacer una Olimpiada Popular en este   augura el final de la Ilustración, su resurrección como
 estadio de Montjuic. El nombre del presidente de esta   una farsa, un purgatorio de poca calidad […] Siendo

 Olimpiada Popular está grabado allá arriba, en la anti-  aparentemente una apoteosis, espacialmente grandiosa,
 gua Puerta del Maratón. Se llamaba Lluis Companys y   el efecto de su riqueza es una vacuidad terminal, una de-

 era el presidente de la Generalitat de Cataluña.  pravada parodia de ambición que sistemáticamente ero-

                            siona la credibilidad de la construcción, posiblemente


 El fin trágico de esta cultura democrática retornaría en 1992,   para siempre. (5)

 en plena posmodernidad, en forma de “farsa democrática,

 autos sacramentales de modernidades, cultura de simula-  Esta será la misma clave interpretativa que propone Ma-

 cros a lo Walt Disney” (Sabotaje 142).    nuel Delgado, uno de los principales críticos del “modelo

 La experiencia estética urbana de la arquitectura de la mo-  Barcelona”, para el análisis de una ciudad, cuya deforma-

 dernidad retorna igualmente en la posmodernidad como   ción paródica al servicio de un modelo financiero de pro-


 farsa de aquel proyecto, en su impulso por acelerar la súbi-  ducción de espacio destinado a la promoción inmobiliaria,

 ta viabilidad comercial de la ciudad como un objeto turísti-

 co en el que se inyectarían “activos” de la arquitectura glo-

 bal, aprovechando el aura histórica de la vieja urbe. Rem   15  “El “espacio basura” está sellado, se mantiene unido no por la estruc-
         tura, sino por la piel, como una burbuja” (Koolhaas 5).





 94                                                                                                            95
 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
   90   91   92   93   94   95   96   97   98   99   100