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sobre lleno de dinero para hablar cara a cara con las auto-                                                             deportivas públicas construidas desde finales de los 90 para

         ridades para “convencerles por el único medio que entien-                                                               las dos convocatorias olímpicas anteriores. En el anuncio,

         den: la entrega de sobres” (Diagonal Redacción, “Cobri”).                                                               unos fuegos fatuos de colores recorren una serie de lugares

         La nueva mascota inventada por el ingenio popular perma-                                                                emblemáticos en el proceso de “museificación” de la ciudad

         necería subida a una farola desde la que terminar de disolver                                                           como son el Palacio Real, el Museo del Prado o las muestras

         un código poético como el de los lemas de la candidatura                                                                más recientes de arquitectura experimental. Lo relevante de

         olímpica (“Illuminate the future”, “Ready to shine”), cuyo                                                              esta representación es que, frente a la promoción de una


         significado formaría parte de un léxico último acerca de un                                                             ciudad como Tokio, desbordada por las multitudes, lugar

         modelo económico que ya no puede compartirse, puesto                                                                    de encuentro y proyección de flujos globales de capital; en

         que sólo pertenece ya a los propietarios de esos sobres.                                                                las calles y en las infraestructuras de Madrid, que parecen

             La parodia de la mascota olímpica nos proporciona un                                                                construidas a propósito para rodar el anuncio, no hay prác-

         marco de ficción que haría visibles las condiciones de exis-                                                            ticamente nadie. Los protagonistas de la promoción son los

         tencia de ese Real en cuanto reprimido por el relato fic-                                                               materiales de utillaje deportivo lanzados desde las azoteas

         cionalizador de un marketing institucional que imagina un                                                               de rascacielos al interior de unos polideportivos y estadios


         Madrid olímpico en el que la crisis nunca habría ocurrido.                                                              vacíos en lo que parece un remedo irónico de un pasaje de

         Todo ello a pesar de que los anuncios promocionales  de                                                                 la novela Sabotaje olímpico de Vázquez Montalbán: “Sin ob-
                                                                                                         13
         la candidatura aparecían plagados de imágenes que ya for-                                                               jetos voladores, el skay (sic) line de las ciudades no tendría

         man parte de los emblemas de la crisis española, como son                                                               sentido. Todo eso que vuela debe formar parte de la fiesta”

         las ruinas modernas  (Schulz-Dornburg) de instalaciones                                                                 (74).
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                                                                                                                                 pera como “supermercado de la ritualización del gesto en-
         versivo de las tradiciones contraculturales de las que procedía. Ya en su
         origen, Montalbán imagina a Cobi como el espíritu de una vida preca-                                                    mascarador del sistema” (Sabotaje 145), se convierten en

         ria destrozada por los símbolos de la modernización de España tanto en                                                  proyecciones imaginarias de la ciudad futura, pero tam-

         dictadura como en democracia: Los automóviles y las autopistas. Así:                                                    bién en un campo de lucha por la apropiación de la me-
         “El perro de Mariscal es el alma de un perro atropellado en una autopis-                                                moria asociada a las celebraciones. En la teatralización de
         ta convertida en llufa clavada en el culo de la España del V Centenario

         y de los Juegos de 1992” (El País 1988).


         13  El anuncio promocional de Madrid 2020, “Ready to shine” (Prepara-                                                   boom incluso en el discurso de los propios productores institucionales:

         da para brillar), puede consultarse en <https://www.youtube.com/wat-                                                    “La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, aseguró hace unos días que Ma-
         ch?v=11CtBEA9K_E>                                                                                                       drid 2020 no tendría ‘elefantes blancos’, un nombre con el que se de-
                                                                                                                                 nominan obras de dudosa utilidad con altos costes de mantenimiento y

         14  Resulta significativo que el nuevo léxico para definir la estética de la                                            operación que acaban convirtiéndose en una pesada carga para la socie-
         ruina en tiempos de crisis haya desplazado la poética urbanística del                                                   dad” (Huffington Post).





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