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[o] la idoneidad del uso de libros digitales” (15). Con una Trigo parte de la clarificación a punto necesaria en cuan-
actitud sumamente optimista en cuanto al futuro de las hu- to a la definición de lo que son las HD, ofreciéndonos las
manidades digitales, Trigo y Dellinger nos ofrecen así un opiniones de diferentes teóricos para demostrar la actual
calidoscopio de modelos críticos y creativos vinculados con falta de consenso a la hora de llegar a una definición univo-
una diversidad de entornos digitales que atestiguan que las ca. Antes que casarse con una definición determinada, Tri-
humanidades están renovándose y expandiendo al unísono go propone encontrar un acercamiento común que tome
que las nuevas tecnologías. en cuenta “la confluencia de lo tradicional —las humanida-
El volumen se divide en dos secciones, la primera par- des— y lo nuevo —la tecnología” (27), expresando su pre-
te titulada “La digitalización de las humanidades”, con dos ferencia por los términos “dinamismo” y “creación” como
ensayos que indagan sobre la naturaleza del nuevo campo el centro motriz de las HD, al declarar que para ella “son el
de las humanidades digitales, muy útiles para quienes no espacio en el que se intersectan lo computacional y lo hu-
estén familiarizados con el mismo y busquen una introduc- manístico, pero esta intersección dinámica, cambiante e in-
ción general a la actual discusión académica al respecto. novadora da pie a la creación de algo nuevo” (28).
La segunda parte, titulada “Transmedialidad”, reúne sie- Al tratar el asunto de quiénes son los humanistas digi-
te ensayos dedicados a diferentes facetas de los entornos tales, Trigo nuevamente nos presenta con dos posturas di-
digitales que acaso forman un cajón de sastre del uso de ferentes, por un lado la que considera que estos son todos
herramientas digitales por parte tanto de escritores, artistas aquellos investigadores que hagan uso en mayor o menor
plásticos y cineastas hispanos, como por los propios investi- medida de las herramientas digitales disponibles (Google,
gadores en el campo de la documentación histórica y de las bases de datos, ebooks, etc.), y por otro la que los ve como
prácticas docentes del español como segunda lengua. creadores, más que como consumidores, visión esta última
De esta forma, Beatriz Trigo, en “Las humanidades: qué, con la que se identifica Trigo y que concuerda con los tér-
quién y cómo” desde un acercamiento histórico que parte minos que para ella mejor definen a las HD: el dinamismo
del desarrollo de la palabra escrita y su difusión gracias a la y la creación.
invención de la imprenta en el siglo XV hasta llegar al pleno En el espacio dedicado al “cómo” de las HD de su ensa-
siglo XXI con la expansión del uso de las nuevas tecnolo- yo, Trigo hace referencia a varios proyectos innovadores que
gías digitales para la producción, difusión y consumo de los ilustran el cambio que se observa en la práctica del análisis
textos, propone un “cuaderno de bitácora de campo” (26) textual en literatura que pasa de emplear una lectura aten-
para poder navegar siguiendo la estela de las humanidades ta (close reading) a una lectura distanciada (distant reading).
digitales (HD) por lo que ella denomina un debate sobre Así, por ejemplo, gracias a la posibilidad tecnológica de ac-
“quiénes son los que las practican, cómo se practican y, por ceder a cientos e incluso miles de obras, de textos, de au-
último, cuál es su alcance en el hispanismo” (26). tores desde un acercamiento cuantitativo, Trigo considera
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Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017