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el teatro español del exilio, pero también incluye a figuras   ca en exilio y como objeto de escándalo por ser mujer y de-

 como Rambal que encontraron éxito dentro de las restric-  fender el sensualismo propio de la mujer. Luego, la autora

 ciones de la censura franquista.  examina algunos de sus montajes más importantes, como

 La introducción es amplia y explica la tesis de Delgado   Salomé de 1910 en España y sus montajes en Latinoaméri-

 de “delinea[r] una lectura alternativa del teatro español a lo   ca. Finalmente, Delgado explica los esfuerzos pedagógicos

 largo del siglo XX y que continúa hasta el siglo XXI” (35).   de Xirgu en Latinoamérica también.

 Esta lectura alternativa intenta descolocar la autoridad del   La sección sobre Xirgu y Lorca será de interés particular


 texto escrito y de la personalidad del dramaturgo en los es-  para críticos del dramaturgo granadino. Delgado destruye el

 tudios teatrales, recordándonos que el teatro es más que un   mito popular de que Xirgu era para Lorca una simple musa

 texto; es un producto cultural vivo al que contribuye un sin-  y demuestra eficazmente no solo la influencia de Lorca en

 fín de colaboradores, incluyendo a autores, directores, ac-  Xirgu, sino la profunda influencia de Xirgu en Lorca. Ex-

 tores, promotores, empresarios y diseñadores. Para los que   plica que Lorca escribió algunos de sus papeles más impor-

 trabajan en el campo de la crítica literaria teatral, esta lec-  tantes con Xirgu en mente, pero también explica que Lorca

 ción es necesaria dado que muchas veces lo que tenemos   cambió algunos de sus dramas después de presenciar los en-


 disponible es solo el texto, o sea, solo la base de la que nace   sayos. También arguye que Xirgu es, al menos parcialmente,

 el montaje. En el caso de Xirgu, Casares y Espert, la lectura   responsable por la fama y mitificación de Lorca, al promo-

 alternativa de Delgado llega a ser una reivindicación femi-  ver sus obras en Latinoamérica. Delgado analiza la partici-

 nista de la contribución de estas mujeres como actrices, em-  pación de Xirgu en montajes específicos de Yerma, Doña

 presarias, jefas de compañías y directoras al teatro español.   Rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba.

 El capítulo sobre Margarita Xirgu empieza con una cita   El segundo capítulo se trata no de un republicano exilia-

 de la actriz-empresaria que reconoce el estatus precario del   do sino de un actor, escritor y director que trabajó y encon-

 actor cuya contribución a la obra de teatro parece borrar-  tró éxito dentro de los confines del franquismo. A pesar de

 se con el tiempo mientras que el texto y la fama del drama-  esto, el capítulo sobre Enrique Rambal también es una rei-


 turgo sobreviven. Este capítulo revindica a Xirgu y mues-  vindicación de una persona que, mientras gozó enorme po-

 tra que, aunque nunca alcanzó la fama internacional fuera   pularidad dentro de su época e influyó a directores poste-

 del mundo hispanohablante, ella renovó el teatro en lengua   riores como a Carlos Saura, ha sido marginalizada y borrada

 española de su época, no solo por su actuación sino tam-  de la historia del teatro en España. Delgado arguye que la

 bién por su estatus de empresaria y promotora de teatro.   razón de esta marginalización es doble: primero los textos

 Delgado reconoce el estatus político de Xirgu, como catala-  que quedan de Rambal son parciales y hechos con colabo-

 na que trabajó principalmente en castellano, como exiliada   radores. El guion para Rambal siempre fue un simple pun-


 del franquismo que llegó a simbolizar la Segunda Repúbli-  to de partida. La segunda razón radica en las preferencias de






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
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