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nifica que el Antropoceno como gran relato explicativo   mía ecológica está investigando actualmente una variedad
 de la especie haya calado durante una era plutocrática?   de políticas económicas que podrían facilitar una transi-

 ¿Cómo podemos contrarrestar la fuerza centrípeta del   ción a una sociedad del decrecimiento.  Sin embargo, exis-
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 relato dominante con relatos centrífugos que reconoz-
 can las inmensas disparidades con respecto a la agencia   ten dos temas claves que no suelen considerarse de manera

 humana, los impactos y la vulnerabilidad? (n/p)   consistente y sobre los cuales los estudios culturales podrían
         influir: el primero interroga el modo en que la producción

         cultural podría contribuir a cambiar (más que a perpetuar)
 En el Sur de Europa en general y en España en particu-  ese imaginario dominante que nos impide imaginar, adop-


 lar, esta convergencia inevitable entre problemas sociales y   tar y materializar dicha transición; el segundo explora cuál

 ambientales se ha articulado sistemáticamente en los últi-  debería ser la función y el papel de la crítica cultural para

 mos años a través del movimiento decrecentista.  Los teóri-  provocar, o al menos fomentar, ese cambio epistemológi-
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 cos del decrecimiento insisten en las correlaciones entre la   co y cultural que se necesita tan urgentemente. Estas cues-

 cultura económica dominante y su adicción al crecimien-  tiones son especialmente relevantes en el contexto actual

 to, la injusticia social, la fragmentación de la comunidad   donde una industria mediática corporativa monopoliza el

 y la degradación ambiental. El decrecimiento, construyen-  mercado de la “cultura/entretenimiento” y donde los inte-


 do sobre el concepto de imaginario social desarrollado por   reses económicos, los “think tanks” neoliberales y las iner-

 Cornelius Castoriadis, enfatiza la necesidad de descolonizar   cias institucionales tienden a perpetuar el statu quo. Aunque

 el imaginario cultural dominante basado en el crecimiento   no existe una respuesta definitiva frente a estas cuestiones,

 económico, el consumismo, el tecno-optimismo, la compe-  algunos puntos iniciales con respecto a la primera —en el

 tencia, la tecnocracia, el individualismo hiperbólico, etc. fa-  contexto de España— podrían desarrollarse explorando el

 voreciendo, en su lugar, imaginarios que promuevan la sim-  modo en que algunas manifestaciones culturales ibéricas ya

 plicidad voluntaria, la frugalidad próspera, las tecnologías   están incorporando una sensibilidad decrecentista para de-

 apropiadas, la democracia participativa y un sistema de re-  safiar al imaginario consumista y productivista dominan-

 producción social inclusivo que intente mantenerse dentro   te (la segunda parte de este artículo servirá como punto


 de los límites biofísicos de la Tierra. Dicho sistema se basa-  de partida para esta exploración). Con respecto a la segun-

 ría en una cultura económica post-crecentista que prioriza-  da cuestión, es obvio que el silencio no es la respuesta más

 ría colectivamente el bienestar de las comunidades y de los   apropiada por parte de la crítica cultural. Sostengo que la

 ecosistemas en vez de la acumulación de capital. La econo-





         7  Veánse algunos ejemplos en Rob Dietz and Dan O’Neill, Enough Is
 6  Véase Prádanos, “Degrowth and Ecological Economics in 21st Century   Enough. Building a Sustainable Economy in a World of Finite Resources y
 Spain” y “Toward a Euro-Mediterranean”.  en Giorgos Kallis et al, “The Economics of Degrowth”.






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  3 , 2016-2017
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