Page 177 - Revista3
P. 177
nifica que el Antropoceno como gran relato explicativo mía ecológica está investigando actualmente una variedad
de la especie haya calado durante una era plutocrática? de políticas económicas que podrían facilitar una transi-
¿Cómo podemos contrarrestar la fuerza centrípeta del ción a una sociedad del decrecimiento. Sin embargo, exis-
7
relato dominante con relatos centrífugos que reconoz-
can las inmensas disparidades con respecto a la agencia ten dos temas claves que no suelen considerarse de manera
humana, los impactos y la vulnerabilidad? (n/p) consistente y sobre los cuales los estudios culturales podrían
influir: el primero interroga el modo en que la producción
cultural podría contribuir a cambiar (más que a perpetuar)
En el Sur de Europa en general y en España en particu- ese imaginario dominante que nos impide imaginar, adop-
lar, esta convergencia inevitable entre problemas sociales y tar y materializar dicha transición; el segundo explora cuál
ambientales se ha articulado sistemáticamente en los últi- debería ser la función y el papel de la crítica cultural para
mos años a través del movimiento decrecentista. Los teóri- provocar, o al menos fomentar, ese cambio epistemológi-
6
cos del decrecimiento insisten en las correlaciones entre la co y cultural que se necesita tan urgentemente. Estas cues-
cultura económica dominante y su adicción al crecimien- tiones son especialmente relevantes en el contexto actual
to, la injusticia social, la fragmentación de la comunidad donde una industria mediática corporativa monopoliza el
y la degradación ambiental. El decrecimiento, construyen- mercado de la “cultura/entretenimiento” y donde los inte-
do sobre el concepto de imaginario social desarrollado por reses económicos, los “think tanks” neoliberales y las iner-
Cornelius Castoriadis, enfatiza la necesidad de descolonizar cias institucionales tienden a perpetuar el statu quo. Aunque
el imaginario cultural dominante basado en el crecimiento no existe una respuesta definitiva frente a estas cuestiones,
económico, el consumismo, el tecno-optimismo, la compe- algunos puntos iniciales con respecto a la primera —en el
tencia, la tecnocracia, el individualismo hiperbólico, etc. fa- contexto de España— podrían desarrollarse explorando el
voreciendo, en su lugar, imaginarios que promuevan la sim- modo en que algunas manifestaciones culturales ibéricas ya
plicidad voluntaria, la frugalidad próspera, las tecnologías están incorporando una sensibilidad decrecentista para de-
apropiadas, la democracia participativa y un sistema de re- safiar al imaginario consumista y productivista dominan-
producción social inclusivo que intente mantenerse dentro te (la segunda parte de este artículo servirá como punto
de los límites biofísicos de la Tierra. Dicho sistema se basa- de partida para esta exploración). Con respecto a la segun-
ría en una cultura económica post-crecentista que prioriza- da cuestión, es obvio que el silencio no es la respuesta más
ría colectivamente el bienestar de las comunidades y de los apropiada por parte de la crítica cultural. Sostengo que la
ecosistemas en vez de la acumulación de capital. La econo-
7 Veánse algunos ejemplos en Rob Dietz and Dan O’Neill, Enough Is
6 Véase Prádanos, “Degrowth and Ecological Economics in 21st Century Enough. Building a Sustainable Economy in a World of Finite Resources y
Spain” y “Toward a Euro-Mediterranean”. en Giorgos Kallis et al, “The Economics of Degrowth”.
176 177
Revist a de alces XXI Número 3 , 2016-2017