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tro de una red de contactos. Cuando el usuario se conecta a A la reutilización y refundición posmoderna que ya he-
la red lo hace a través de su dispositivo de acceso y entra en mos presentado debe sumarse el fenómeno sociológico de
webs o servicios digitales que le exigen que dé una serie de (re)generación de la identidad en la red. La segmentación
datos personales (que nadie, en esencia, comprobará) y que de la personalidad en los entornos sociales digitales es un
acompañe a ese perfil —habitualmente— de fotografías o comportamiento común y eso tiene, por supuesto, su refle-
ilustraciones que le identifiquen o bien permitan configu- jo en los modelos de creación de textos fictivos en los mis-
rar y personalizar el entorno de su espacio en esa red. Ese es mos espacios de virtualidad. En estos contextos de relación
el funcionamiento básico de cualquier espacio digital, des- social el individuo es muchos individuos y, en consecuencia,
de un foro hasta un blog, pasando por todo tipo de redes muchos otros. Estas pautas de conducta son un reflejo na-
sociales, como las hoy populares Facebook o Twitter. Esos tural de lo que sucede en el entorno real, pues las personas
son, claro, los mecanismos usados por todos los tuitborgia- no son tampoco iguales en el trabajo que en su vida priva-
nos. da, por ejemplo. La capa de interacción digital que supone
Los datos que se aportan en la red, con independencia de la mediación de la tecnología —el dispositivo que nos sirve
lo que pueda estipularse en las normas de uso de determi- de puerta de acceso a la red— es en sí mismo un demiurgo
nadas webs y servicios, no tienen que ser reales, por lo que del individuo: lo filtra, (re)genera en cada uno de los entor-
es campo abonado para la creación de múltiples perfiles por nos que habita y refuerza la segmentación poliédrica de su
un único individuo (conocidos tradicionalmente como clo- persona. Señalaba Turkle que:
nes) o perfiles que no se corresponden con la realidad o bien
que lo hacen solo de manera parcial. Incluso si el perfil se Muchas manifestaciones de la multiplicidad en nuestra
corresponde, en efecto, con el yo de quien lo ha creado, la cultura, incluida la adaptación de personalidades onli-
proyección que se dará de la persona dependerá de sus elec- ne, están contribuyendo a un replanteamiento general
de las tradicionales concepciones unitarias de la identi-
ciones personales: decir lo que le gusta, publicar mensajes dad en este contexto, las experiencias con la comunidad
determinados, decidir quién ve cada cosa… todas las he- virtual nos ayudan a elaborar estas nuevas visiones del
rramientas de socialización digital están orientadas a facili- yo. (51)
tar una segmentación del retrato propio, una situación que
solo puede reforzarse con los comportamientos conscientes Es en este contexto donde el autor literario recurre a los
o inconscientes que ponga en práctica la persona. Dicho de mismos recursos que le ofrece la red socializada para cons-
otro modo: la imagen que alguien proyecta en un espacio truir los entes de las obras que se nutren de esos mismos re-
virtual no tiene que ser correspondiente con la entera perso- cursos digitales, tanto si son textos cimentados en platafor-
nalidad del individuo y esa imagen puede, a su vez, ser dife- mas como Twitter o bien en blogs de espectro mucho más
rente en cada uno de los entornos digitales que habite. amplio. La creación de personajes fictivos (originales, pa-
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015