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aún en esta tradición en el nomadismo y el pastoreo; Pas-  de Goliat decapitado acababa siendo expuesta en un mu-

 taris y el gigante como muestra de la cultura de los pueblos   seo, el Museo de la ciudad (el museo es para ellos el espacio

 del Báltico, fundamentalmente pescadores; Issun Boshi a   de la memoria, no los libros).

 modo de embajador de la cultura japonesa en el interior del   En cuanto a Issun Boshi, el diminuto hijo de labradores,

 país, donde se desarrolla principalmente la actividad agríco-  en el episodio en que llega a la gran urbe, que ellos automá-

 la, y Pulgarcito como el de la cultura centroeuropea, donde   ticamente identificaban con Tokio, no encontraba templos

 los habitantes eran fundamentalmente granjeros y leñado-  como afirmaba la historia, sino rascacielos coronados por


 res. En todas subyace la misma idea: la inteligencia es más   rótulos luminosos que anunciaban bancos y logos de multi-

 poderosa que la fuerza y todas se sirven del recurso de la   nacionales. Los bancos estaban representados por siglas in-

 desigualdad de tamaño entre los antagonistas. El taller tenía   descifrables y, de cuando en cuando, alguien había introdu-

 como componente adicional revalorizar el libro como ob-  cido el nombre de una entidad que le era familiar.

 jeto físico, de modo que los alumnos, de 10 y 11 años, por   Pastaris huía del gigante en una lancha motora, porque

 grupos, elegían una de las historias y se organizaban en una   era tan listo que sabía construir un motor en menos de un

 editorial en miniatura donde unos se ocupaban de los tex-  minuto.


 tos, otros de las ilustraciones, otros de montar en un plie-  Lo que los alumnos narraban en sus “libros” era su vi-

 go las páginas para hacer su propio libro y encuadernarlo y   sión de un mundo globalizado, moderno, donde el elemen-

 proyectaban en su trabajo su visión del relato elegido en la   to fantástico ha sido digerido por un surrealismo mercanti-

 cultura en la que estaba inserto, según la percepción que te-  lizado.

 nían de ella sin documentación previa.   Pese a que la consigna era no intervenir en su visión, los

 El resultado de su elaboración de cada historia fue sor-  adultos que iban supervisando la marcha de su trabajo tra-

 prendente: David encabezaba lo que parecía ser una horda   taban de hacerles “entrar en razón”. “¿No veis que los de-

 de niños o no sé muy bien; lo digo porque las opiniones de   monios a los que se enfrenta Issun Boshi tienen más fuerza

 los responsables se dividían entre si era que habían pintado   cuando le asaltan en la avenida de los templos?” “Todavía


 a todos muy bajitos frente a los gigantes encabezados por   no existían los rascacielos.” Ellos no condescendían, tenían

 Goliat o habían reunido un ejército infantil dispuesto a en-  argumentos para todo, era “su” ficción. Ya sabían lo de los

 frentarse con otro de adultos malencarados, proyectándose   templos, pero la lucha contra el mal tiene lugar en la calle,

 a sí mismos en el proceso de creación. En cualquier caso,   es un espectáculo público porque el enfrentamiento priva-

 había consenso en su tamaño y los componentes de cada   do no trasciende. El sentimiento de crear una ficción propia

 uno de los bandos eran clónicos. La armadura de Goliat fue   crecía y les hacía trabajar en sus historias con un ahínco que

 interpretada como una armadura galáctica (la descripción   nos dejó anonadados.


 bíblica favorece realmente esta interpretación). La cabeza   La única historia que quedó sin representar fue la de Pul-






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 Revist a   de   alces   XXI                                  Número  2 , 2014-2015
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