Page 172 - Revista2
P. 172
con una de las características que Olga Bezhanova identifi- dad. De este modo, Dueñas consigue cerrar la brecha entre
ca para un subgénero que ella denomina el Bildungsroman la condición pasada de la mujer y sus aspiraciones presen-
reminiscente (9). Aunque la obra se sitúa en el pasado, la tes, entre la nostalgia de una época pasada y los deseos para
forma de pensar de las protagonistas coincide con la forma un futuro diferente. José Carlos Rueda Laffond apunta a la
de pensar de la mujer actual (10). De esta manera, la autora necesidad que experimenta la ficción histórica televisiva de
y los productores logran que su público se identifique con relacionarse con el público del presente (86-78). Señala, en-
la mujer de una época cuya cultura normativa ha cambiado tre los recursos empleados, aquellos que ofrecen una repre-
tanto. Tanto para Sira como para la mujer de hoy, el traba- sentación de valores culturales actuales, proponiendo que el
jo representa una forma de realizarse. También se aprecia la empleo de dicho recurso concede credibilidad a la obra, a
mentalidad de que es posible conseguir lo que uno se pro- pesar de otros anacronismos que pueda haber en esta (87).
pone si se trabaja hacia ello. Ninguna de estas ideas cabía La serie de televisión sigue de modo bastante fiel tanto el
en la forma de pensar de la mujer de la época en que vive argumento de la novela como la caracterización de los per-
Sira. Es más, Dueñas concibe una forma de avanzar el argu- sonajes y de la época, con la excepción, quizás, del primer
mento de su obra manteniéndose dentro de las limitaciones novio de la protagonista. Sin embargo, hay dos adiciones
que sufrían las mujeres en los años 30 y 40 en España y al importantes que exploraré aquí: la creación de Paquita, una
mismo tiempo relacionándola con las aspiraciones de mu- amiga mutua de Sira y su primer novio, Ignacio Montes; y
jeres de la actualidad. Hace de su protagonista una modis- la resolución de la última escena espía. Tanto en la novela
ta-espía que resucita cierta nostalgia de una época para las como en la serie televisiva, la protagonista rechaza su con-
generaciones mayores e inspira intriga en todas las genera- dición de mujer destinada a ser “buena esposa” y “ángel del
ciones. Sira no sólo es modista, sino directora ejecutiva de hogar”; también rechaza la rutina que supondría cumplir
su propio negocio en el que ejerce, además, de costurera y con lo que se espera de ella: casarse con su novio, Ignacio,
diseñadora (o sea, hace de administradora, obrera y artista); opositor a un puesto de funcionario, y el hombre “destina-
contrata y dirige a sus empleadas, lleva las cuentas, atiende do a ser el buen padre de [sus] hijos”, pero hacia quien no
a las clientas, se relaciona con ellas en el ámbito social, dise- sentía “una pasión turbadora” (Dueñas 7-8). En cambio, se
ña nuevos modelos de trajes de noche, los cose, consigue los rinde ante el deseo de sentir la pasión. Decide dejar atrás el
tejidos y toda clase de artilugios de costura…en fin, lo hace mundo que la restringe para embarcarse en una aventura
todo sin salir del mundo femenino. El vestuario y los paisa- con el galán, Ramiro Arribas, quien, adulándola, le promete
jes de las calles llevan al espectador al Madrid de los años 40 amor, riquezas y felicidad. Podríamos equiparar la decisión
recalcando lo hermoso, no lo triste, de la época. En calidad que toma Sira para romper con su mundo como la primera
de espía, Sira se mueve en un mundo masculino, entre tres etapa en el periplo de la heroína denominada como “la par-
países y en cuatro idiomas, pero siempre en la clandestini- tida” por Campbell (49). Afirma Campbell que esta prime-
172 173
Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015