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sustraerse a la pulsión de comprar un bien innecesario. Por                                                             torno familiar que se vuelve cada vez más pequeño, donde

         el contrario, en “El milagro maldito” la desmesura no está                                                              el yo pierde sus marcas de identidad (“La figura no me hace

         asociada con el consumo sino con la impugnación de la                                                                   justicia” [43]) al punto de necesitar ser reconocido por sus

         ideología cristiana que estructura la sociedad representada:                                                            pertenencias (“la mesa de caoba es igualita” [43]), y donde

         el narrador no sólo se reconoce a sí mismo como blasfemo                                                                al encierro se agrega la incomunicación con el exterior: “La

         sino que no manifiesta remordimiento por su conducta. Sin                                                               policía ha levantado el cadáver y busca en vano pistas por el

         embargo, es la ideología impugnada la que en verdad rige el                                                             suelo” (43).


         universo ficcional.                                                                                                         Pese a que la ubicación espacial geográfica de los micro-re-

             Por otra parte, el umbral coincide con lo que Francisca                                                             latos es nebulosa, el espacio de la enunciación representada

         Noguerol denomina “espacio hostil”, una de las formula-                                                                 —o sea el umbral en sí mismo, en estos tres textos—, se ha-

         ciones del motivo de la claustrofobia en la colección (“El                                                              lla claramente especificado: la habitación y la cama-féretro

         escalofrío…” 18): aquí, la hostilidad se entreteje con el uni-                                                          de “La habitación maldita”; el cuarto del protagonista y su

         verso de las relaciones familiares. Según Marie-José Hanaï,                                                             versión en miniatura en “La casa de muñecas”; el ataúd en

         el lazo familiar como peso u obligación es otra constante en                                                            “El milagro maldito”. Como señala José María Areta, estos


         Ajuar funerario (4). Este vínculo opresivo aparece planteado                                                            motivos son variaciones del salón y, al igual que la habita-

         muy claramente en “El milagro maldito”, que escenifica la                                                               ción de hospital y la cama de los padres convertida en cue-

         conflictiva relación materno-filial, atravesada por la religio-                                                         va, recrean en Ajuar funerario un ambiente asfixiante (10).

         sidad de la madre. La paradoja del título, que resuelve como                                                                Detenerse en lo clausurado o asfixiante del umbral pone

         literal el sentido metafórico de “unir el alma con el cuerpo”,                                                          en evidencia el peso de las categorías de movimiento para

         de-construye el discurso cristiano desplegando de manera                                                                construir los espacios. En efecto, lo definitorio del umbral,

         gráfica el aspecto material de la corrupción de la carne.                                                               en estos textos, no proviene de lo que éste es sino del he-

             Si bien en los otros dos microrrelatos no hay mención de                                                            cho de que obtura el tránsito o desplazamiento fuera de sus

         relaciones familiares explícitas, en “La habitación maldita”                                                            propios límites. Es decir, importa menos la configuración


         la reconvención de la mujer fantasma al narrador —“‘¿Por                                                                específica del umbral en cada uno de los microrrelatos que


         qué has sido tan imprudente? Ahora te quedas tú’” (140)—                                                                el hecho de que ese espacio implica tanto haber accedido
         sugiere un tono maternal. Paralelamente, las figuras de “La                                                             a él como ya no poder salir. Subyace a este espacio cerrado

         casa de muñecas” evocan el mundo familiar como un aspec-                                                                y hostil un movimiento preciso: el de la entrada o ingreso,

         to constitutivo del universo al que el narrador se ve succio-                                                           que, como indiqué más arriba, remite directa y sobre todo

         nado. Creo que importa destacar la tristeza infinita de las                                                             indirectamente al protagonista del texto como agente de la

         figuras en relación con la reducción de la mise en abyme.                                                               acción.


         Así, la serie familia/tristeza/miniaturización connota un en-                                                               Cada microrrelato propone una coreografía única para






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                Revist a   de   alces   XXI                                                                                                                                           Número  2 , 2014-2015
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