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reciente con la globalización acelerada de fines del siglo XX A su vez, desde el punto de vista del lector inserto en
y comienzos del XXI; con “globalización” me refiero funda- un mercado tecnologizado, la velocidad, la concisión y la
mentalmente a la hegemonía mundial del capitalismo des- fractalidad inherentes al microrrelato mantienen una sin-
enfrenado, la imbricación global de los mercados financie- tonía de época con el desarrollo de las nuevas tecnologías
ros, la celeridad extrema de las comunicaciones, la creación de la comunicación —desde el internet al twitter— y con
de un espacio público virtual y la profundización de la in- el constante bombardeo informativo de los medios. En la
equidad estructural. En este contexto, pienso que resulta medida en que estas tecnologías imponen un ritmo vertigi-
clave la noción de velocidad, no solamente como objeti- noso a los ciclos de consumo de la palabra escrita, inclusive
vo del escritor al producir un microrrelato (como lo señala ejerciendo presión sobre los usos de la memoria (predomi-
Roas), sino desde el punto de vista de los modos de recep- nio de la memoria corta), el microrrelato seduce por su bre-
ción y circulación del género. vísima dimensión la cual lo hace aparecer (engañosamente)
Por un lado, la microtextualidad resulta una forma favo- accesible. Aún más, el género se sirve profusamente del in-
recida por algunos escritores que, siendo ellos mismos emi- ternet para crear plataformas de difusión y debate, como si-
grados, migrantes o viajeros participan de las denominadas tios web, blogs y redes sociales, las que no sólo aceleran los
“literaturas sin residencia fija” (Ette, Del macrocosmos 258), intercambios corporizando virtualmente aquellas comuni-
literaturas “nómades” o “transfronterizas” (Aínsa 37; 68), dades imaginadas de lectores, sino que además constituyen
las cuales, en tanto fenómeno histórico-cultural de crecien- eficaces vías de mercadeo: cajas de resonancia que amplifi-
te visibilidad (aunque no privativo del momento actual), can el “branding” editorial de escritores y textos.
están acopladas con la aceleración de los desplazamientos Desde luego, la labor crítica ni está alejada ni es comple-
poblacionales provocados por la globalización. Ette afirma tamente ajena a ese etiquetado del libro para su comercia-
acertadamente que “[la] écriture courte permite un escribir lización, aunque la tarea de la crítica literaria se encuentre
desde el movimiento, un escribir en distintos lugares que regulada por procesos académicos de control de calidad. Al
genera influencias o modificaciones en cierto modo latera- respecto de las literaturas latinoamericanas del cambio de
les pero sobre todo de rápida aplicabilidad” (Del macrocos- siglo, la crítica frecuentemente observa la manifestación de
mos 264). Quiere decir que el formato breve se adecuaría
eficientemente a las circunstancias vitales de productores en
tránsito. inadecuación de las explicaciones predominantes en la historia cultu-
4
ral latinoamericana sobre lo específico de la identidad de América Lati-
na —tradición, mestizaje, colonialismo, trauma psíquico, dependencia,
frustración (30)— y las tesis globales que éstas suscitaron para dar cuen-
4 Ver al respecto el enfoque complementario de Julio Ortega, quien ta de la propia inserción cultural de estos autores en su medio. Para Or-
piensa el auge del microrrelato a inicios del siglo XXI como fenóme- tega, el microrrelato sería expresión de un “determinismo relativizado”
no menos dependiente del nomadismo de sus productores que de la (30-31).
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015