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una “sensibilidad del desplazamiento” (Pizarro, citado en cional y la literatura universal” (Ette, Del macrocosmos 182)
Ortiz Wallner 47), congruente con las dinámicas de la glo- y, como Ette demuestra para el caso de la literatura cubana
balización. En ese horizonte, “distintas formas y transcur- desde el siglo XIX, se da en ellas una oscilación entre ficción
sos de movimiento” (Ortiz Wallner 47) dieron cabida a una y dicción, acuñando patrones friccionales entre los géneros
textualidad “sin residencia fija” (Ette, citado en Ortiz Wall- (“Una literatura sin residencia fija” 733).
ner 55), surgida de los quiebres de las literaturas nacionales, Dieter Ingeschay, quien también examina la presencia de
y conceptualizada de maneras diversas (literatura nómade, escritores latinoamericanos en la España de fines del siglo
más allá de la nación, literatura entre lo local y lo global, sin XX a partir de la noción de escritura sin residencia fija, dis-
territorio o extraterritorial). crimina al grupo de los “globales o ‘internacionalizados’”
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Con el término “literaturas sin residencia fija”, Ette se re- (2010), como el argentino Andrés Neuman o el peruano
fiere a una “escritura/entre/mundos” (Del macrocosmos 271), Santiago Rocangliolo, de otros “forzosamente egresados de
no limitada a las recientes literaturas del exilio y la migra- sus países”, como Sergio Galarza (Perú) o Marco Valle (Ar-
ción —aunque estos temas sean recurrentes en ellas—, y gentina). A los primeros, la inserción en España les permi-
que puede y suele incorporar el fenómeno de escritores cuya te participar “en el mundo cultural hispánico internacional
lengua literaria no coincide con la lengua materna, como en desde una posición estratégicamente favorable a la articula-
el caso de Amin Maalouf (Ette, Del macrocosmos 167-218) ción y distribución de un discurso intelectual”, en tanto que
o Anna Kazumi Stahl (Vázquez; Martínez Cabrera). Ette los últimos plasman la precariedad del inmigrante indocu-
señala la dimensión vectorial de estas literaturas en las que mentado en textos friccionales (relatos semi-ficcionales con
se plantean tanto patrones de movimiento, almacenados y elementos biográficos y testimoniales). Quiere decir que el
reactivados a distintos niveles textuales, como una “deslo- concepto de escritura sin residencia fija puede dar cuenta de
calización” o un “estar fuera de lugar” del cuerpo y del sa- circunstancias de producción textual muy disímiles y per-
ber (Del macrocosmos 210-211). Igualmente, las caracteriza mite pensar escrituras de períodos históricos diversos.
el ocupar un “espacio de movimiento entre la literatura na- Por otra parte, críticos como Fernando Aínsa o Julio Or-
tega, celebran en la narrativa latinoamericana de las últi-
mas décadas lo que evalúan como un viraje hacia el transna-
5 Además de Ette, Fernando Aínsa, Julio Ortega, Dieter Ingeschay e Ig- cionalismo, iniciado en los años ochenta. Caracterizándose
nacio Echeverría, a quienes me referiré a continuación, también se ocu- por la ironía, el entrecruzamiento de géneros, el alejamien-
pan de este tema Ángel Esteban, Jesús Montoya, Francisca Noguerol y
María Ángeles Pérez López en Narrativas latinoamericanas para el siglo to de las cuestiones de la identidad y el compromiso políti-
XXI: nuevos enfoques y territorios y en Literatura más allá de la nación. De co (Aínsa 9-13), esta tendencia “nómade” plasma un suje-
lo centrípeto y lo centrífugo en la narrativa hispanoamericana del siglo XXI, to migrante que ya no se siente ni se interpreta a sí mismo
al igual que Jesús Montoya y Ángel Esteban en Entre lo local y lo global. como víctima de circunstancias histórico-culturales intrín-
La narrativa latinoamericana en el cambio de siglo (1990-2006).
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Revist a de alces XXI Número 2 , 2014-2015